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HEMEROTECA- Tomo III
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MAYO 1975 – Año IV – Núm. 30

 

HERMETISMO

LOS MISTERIOS DEL ANTIGUO EGIPTO (V)

 

LA POTENCIA COSMICA DEL HOMBRE DEBE DESPERTARSE.

 

 

11) LA INICIACION MAYOR ISICA Y LA MASONERIA

Ya Paul Brunton ha señalado que Abydos, el primitivo santuario del culto de Osiris, fue la primera Gran Logia para los ritos secretos de esta religión, es decir, para los ‘‘misterios’’, antepasados remotos de la francmasonería primitiva. Ya nos hemos ocupado en anteriores artículos de los otros centros iniciáticos principales del Egipto faraónico: el de Hermópolis, la ‘‘ciudad de Hermes’’ y el de Heliópolis, el gran centro del culto solar. Incluso de la ‘‘iniciación mayor isíaca’’ que se celebraba en el templo de Denderah.


Volvemos ahora sobre el ritual de esta iniciación, señalando como detalle altamente significativo, el que en el catecismo francmasónico, a la pregunta: ‘‘¿Cómo has llegado a la Cámara del Centro?’’, se contesta: ‘‘Por una escalera que he subido de tres, cinco y siete peldaños’’. Lo que coincide extrañamente con lo referido en el artículo anterior, acerca de la ‘‘iniciación isíaca’’ en las criptas del templo de Isis, en Denderah.

 


Añadiremos otro detalle: en la masonería se utiliza bastante un emblema (figura 1) que consiste en una estrella flameante, de cinco puntas, con una G en el interior. Pues bien, la estrella pentalfa (de 5 puntas, número CINCO, Horus), es la estrella Sirio (en Egiptose llamaba Sothis), imagen celeste de ISIS (número 4) (1). Y la letra G, de God=Dios en inglés, fue introducida en este emblema por la masonería escocesa. Pero en el alefato, o alfabeto sagrado hebreo, a nuestra letra G corresponde la letra ‘‘gimel’’, que tiene precisamente un valor numérico TRES. Con lo que vemos claramente que el referido emblema masónico es una transposición exacta del sagrado triángulo isíaco y de su tríada divina, con los valores numéricos 3-4-5 superpuestos.

 

12) LA SERIE ESOTERICA ISIACA

La ‘‘serie esotérica isíaca’’ está constituida por la tríada numérica 3-5-7 y era clave en los Misterios Mayores de Isis que tenían lugar en el templo que esta diosa poseía en Denderah. Ya en otro artículo anterior hemos tratado de esta serie; indicando en el apartado precedente algunos aspectos que evidencian su perduración en algunos ritos de la francmasonería moderna.

 


Permítame ahora el amigo lector que relacione esta ‘‘serie esotérica isíaca’’ con algunas disposiciones numéricas fundamentales. En primer lugar, con la que aparece en la tumba de Ramón Llull, en Mallorca y de la que nos ocupamos en otra ocasión (2), (figura 2).

 


Veamos ahora qué interesantes consecuencias se pueden deducir de aquella disposición numérica, si la colocamos primeramente a modo de ‘‘cuadrado’’, no mágico claroestá, puesto que no se cumple el requisito básico de la suma constante de hileras, columnas y diagonales. Observemos en primer lugar que así como el número CINCO aparece en medio de la ‘‘serie esotérica isíaca’’ 3-5-7, así aparece centrado en el cuadro en cuestión. Y como es sabido, una de las características fundamentales delenigmático número CINCO es el poseer ese peculiar ‘‘carácter central’’ (figura 3).

 


Si nos fijamos ahora en la ‘‘serie de los números activos’’, o ‘‘machos’’: 1-3-5-7-9, vemos que de nuevo aparece el número 5 en el centro de la serie. Y si subrayamos esos números en el cuadrado que manejamos (figura 4), observaremos que esas casillas así punteadas forman el mismo dibujo del número cinco, tal como aparece en los dados corrientes: lo que subraya la cualidad ‘‘humana’’ del proceso que estamos estudiando (en base al número CINCO), indicado además como clásico, a modo de punto central de un grupo de otros cuatro puntos (la materialidad). Pero la ‘‘serie activa’’ de los cinco números, 1-3-5-7-9 que tomamos expresa que esta ‘‘humanidad’’ de algún modo aparece ‘‘dinámicamente’’. Y si enlazamos los números indicados, en el cuadrado de Llull (figura 5), veremos sorprendidos que la figura obtenida (figura 6) viene a formar gráficamente la letra Z. Pero esta letra ZETA es precisamente la letra número SIETE del alfabeto griego clásico, letra que posee como valor numérico el 7 y que constituye la inicial de la palabra griega ‘‘zoe’’ que significa ‘‘VIDA’’. Queda claro aquí, creemos, que la ‘‘serie esotérica isíaca’’ 3-5-7 aparece como un proceso dinámico-humano reflejo de aquel proceso cosmológico mediante el cual la divinidad innominada e inefable, el ‘‘dios originario’’ UNO adopta la forma concreta de la ENEADA creativa. Efectivamente, la serie 3-5-7, precedida por el número UNO y seguida por el NUEVE, constituye la ya aludida ‘‘serie activa’’ de los números sagrados: 1-3-5-7-9.

 


Bien, volvamos de nuevo a la serie numérica lulliana completa (figura 2) y podremos representarnos muy bien (figura 7), el simbólico ‘‘descenso’’ ritual de los TRES, CINCO, SIETE ‘‘escalones’’, para acceder a la cripta iniciática del templo isíaco de Denderah, representada aquí por la cifra CERO (3). Es decir, a esa ‘‘Cámara del Centro’’ de la que hablan los francmasones.

 


Teniendo en cuenta, naturalmente, que este simbólico ‘‘descenso físico’’ era la contrafigura del ‘‘ascenso espiritual’’ que realizaba el adepto durante su iniciación en los Misterios Mayores isíacos. En la figura 8 se aprecia que, efectivamente, ese descenso físico, por esos ‘‘escalones’’, a la cripta iniciática, se relaciona con el ‘‘descenso místico’’ sucesivo del Mundo Divino al Mundo Astral y al Mundo Físico. Que es la imagen del proceso creador desarrollado por la divinidad. Pero, al mismo tiempo, expresión del ‘‘ascenso espiritual’’ representado por la Ascensión del ‘‘Hijo’’ que ‘‘vuelve al Padre’’, a través de la ‘‘Madre’’, siempre mediadora, dentro de la tríada divina.

 


Ahora bien, si representamos al ‘‘cuadrado mágico’’ de nueve casillas que simboliza el ‘‘elemento AIRE’’ de la Física Hermética (figura 9), vemos entonces claramente expresado este proceso de ‘‘elevación espiritual’’ que representa la ‘‘serie esotérica isíaca’’ 3-5-7. Por una parte, por el sentido ascensional que se desprende gráficamente, como ‘‘subida’’ dentro de la columna central de casillas del propio cuadrado. Y por otro lado, tenemos que el ‘‘elemento AIRE’’ que simboliza este ‘‘cuadrado mágico’’, es un elemento macho y activo, símbolo a su vez de espiritualización. Este ‘‘aire’’ elemental representa al llamado ‘‘mundo sutil’’, intermediario entre el Cielo y la Tierra. Y en la mitología hindú es personificado por Vayu, que es el ‘‘aliento cósmico’’. Que se identifica con el Verbo que es, él también, ‘‘aliento’’. Esta relación con el Verbo Creador nos remite al demiurgo THOT = HERMES TRISMEGISTO, que era el Verbo de Atum, como ya explicamos.

 

LA INICIACION MAYOR ISICA Y LA MASONERIA

 


Por otra parte hay que notar que en la referida mitología hindú, a nivel del ‘‘ser sutil’’, el Vayu, el ‘‘elemento aire’’, aparece desdoblado en las cinco funciones vitalesconsideradas como modalidades del ‘‘prana’’, el esencial ‘‘soplo vital’’. Como vemos, este CINCO (las ‘‘cinco funciones vitales’’), del hinduismo, pertenecientes al Vayu (el ‘‘aliento cósmico’’ o nuestro ‘‘elemento aire’’ hermético), aparece igualmente situado en el ‘‘corazón’’ en el centro de este ‘‘cuadrado mágico’’ del AIRE (figura 9), que estamos comentando.

 


Si nos atenemos a la Mística de los Números, tal como ha sido conservada en el seno de algunas Sociedades Secretas, por ejemplo en el Martinismo, podemos verificar que el sentido de la serie 3-5-7, tal como se desprende de la aritmosofía de Martines de Pasqually (4), viene a corroborar, en cierto modo, lo detallado hasta aquí. Pero la variante de que ahora el número cinco aparece con un carácter netamente negativo, como expresión del ‘‘hombre caído’’, pero acentuada. Es decir, con referencia precisa al ‘‘espíritu demoníaco’’. Como si imagináramos al pentalfa invertido o satánico, en lugar del pentalfa humano al derecho. Mientras que el número tras, ‘‘pertenece a la tierra y al hombre e indica las tres esencias espirituosas que constituyen todas las formas’’. Y el número siete aparece como ‘‘número del Espíritu Santo’’, con el carácter de ‘‘el número pluscuamperfecto’’ que el Creador emplea para la emancipación.

 


Entre las tribus Bambari del Mali, el número 3 simboliza al ‘‘principio macho’’, al elemento primordial masculino y activo. El número 5 constituye un símbolo de impureza, de desarmonía, como de algo en formación, pero incompleto, inacabado e inestable: ¿Qué mejor definición del ser humano como ‘‘ser en el tiempo’’, con un sentido existencialista totalmente actual? Finalmente, el número 7 representa la perfección humana y ‘‘la unidad de orden superior’’, al constituirse como síntesis armoniosa y equilibrada del ‘‘principio macho’’ TRES y el ‘‘principio hembra’’ CUATRO. ¿No podemos ver aquí una extraña coincidencia con el mito del Hermafrodita alquímico, del Adán Primigenio, del Andrógino perfecto?

 


Por otra parte, si hallamos la suma transversal de la ‘‘serie esotérica isíaca’’ 3-5-7, obtenemos el número QUINCE: 3 + 5 + 7 = 15.
Como es sabido, el QUINCE era el número sagrado de la ISHTAR babilónica, deidad comparable o equiparable en muchos aspectos a la ISIS egipcia, por otra parte, este número 15 constituye la llamada ‘‘raíz espiritual’’ (5), del número CINCO ‘‘humano’’ que tenemos como ‘‘centro’’ o ‘‘corazón’’ tanto de la ‘‘serie esotérica’’ que estamos analizando, como del ‘‘cuadrado mágico’’ del elemento Aire, o de la disposición numérica lulliana, o de la serie 1-3-5-7-9 de los términos numéricos ‘‘machos’’ o ‘‘activos’’ o incluso de la propia ‘‘serie anéada’’ 1-2-3-4-5-6-7-8-9.

 


El número QUINCE posee un notable valor erótico y se relaciona por otra parte con el Diablo. Esta ambivalencia ya aparece igualmente en el número CINCO, que posee unas significaciones ‘‘humanas’’ y otras ‘‘diabólicas’’, nefastas, como expresan usualmente el pentalfa derecho y el pentalfa invertido.
Pero si calculamos la ‘‘raíz espiritual’’ del número 15 obtenemos el número 120. El cual posee el mismo sentido de plenitud y totalidad que el sagrado número DOCE, incluso elevada su significación a un rango superior, por el producto 10 x 12. Ahora bien, estos factores 10 y 12 ya están contenidos en la ‘‘serie esotérica’’ 3-5-7, en la que 3 + 7 = 10 y 5 + 7 = 12.

 


Claro que en este sentido tendríamos también que 3 + 5 = 8.
¡Ah!, pero da la casualidad de que la diosa Ishtar solía ser simbolizada, como ya comentamos, por la ‘‘Stella matutina’’ o por el planeta Venus, dibujado a modo de ‘‘estrella de ocho puntas’’.


Y con las referidas consideraciones aritmosóficas en torno a la enigmática ‘‘serie esotérica isíaca’’, que hemos desvelado en parte y en torno a la que, así como a la ‘‘serie isíaca’’ u ‘‘osiriana’’ 3-4-5, el inteligente lector interesado en estos temas ocultos, podrá sin duda meditar hondamente y sacar sus propias conclusiones, damos por finalizada esta breve serie temática en torno a ‘‘Los Misterios del Antiguo Egipto’’. MISTERIOS que sin duda constituyen la base de los ulteriores ‘‘cultos solares’’ del área próximo-oriental. Sobre todo la Sabiduría que irradia como haz esplendoroso de la antiquísima HALIOPOLIS egipcia, de aquella ON maravillosa. Sabiduría tradicional, probable herencia Atlante, Ciencia y Arte Herméticos que, concretados analógicamente en la interminable serie de ‘‘cultos solares’’ ulteriores termina por desembocar en el Cristianismo.

 


Ya iremos tratando, en los próximos artículos, de estos ‘‘cultos solares’’ y de su repercusión en el cristianismo primitivo. Temas estos que estimamos de gran interés y que, desgraciadamente, han sido muy poco divulgados hasta la fecha.

 

E. MICHELENA

 

1. Recordamos el papel decisivo que jugaba esta estrella SOTHIS o Sirio, en el establecimiento del calendario solar helipolitano. (Véase la Nota número 14 del anterior artículo. Tengamos en cuenta, acerca de esto, que esta estrella era la imagen sagrada o símbolo celeste de ISIS. Mientras que el Sol naciente lo era, a su vez, de OSIRIS (el ‘‘Sol Negro’’), en el momento de su Resurrección, cuando se convierte en RA (el ‘‘Sol Diurno’’), triunfante y espléndido. De modo que el momento del ‘‘orto helíaco’’ de Sirio, que servía de punto de referencia cosmológica para el establecimiento del calendario solar egipcio heliopolitano de 365 días, era al propio tiempo, el momento solemne y sagrado en el que se consumaba en los cielos la hierogamia de la divina pareja OSIRIS (RA)-ISIS.
2. Véase el n. 17 de KARMA-7, abril, 1974. Por cierto que entonces me incliné por considerar a ese grupo numérico más relacionado con los ‘‘cuadrados mágicos’’ de nueve casillas, que con el Arbol Sefirótico de la Qábalah. Pero la autorizada opinión de varios cabalistas expertos me ha inclinado a considerar la relación sefirótica, al menos como disposición analógica, como más plausible que la otra.
3. CERO = Nada, Vacío, Muerte.
4. En su ‘‘TRAITE DE LA REINTEGRATION DES ETRES’’, París, 1899.
5. El término ‘‘raíz espiritual’’ o ‘‘raíz esencial’’ de un número (n), según el concepto debido a L. C. de Saint Martín, es la suma de todos los números: 1 + 2 + 3 … + (n-2) + (n-1) + (n), desde la unidad hasta el número (n) considerado, ambas inclusive. Para el número 5, la ‘‘raíz espiritual’’ es: 1 + 2 + 3 +4 + 5 = 15.

 

 




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