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HEMEROTECA- Tomo III
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AGOSTO 1975 – Año IV – Núm. 33

 

SIMBOLOGIA

CONTESTACION SOBRE EL TEMA “CHAKRAS”

 

Debido al gran número de cartas que he recibido solicitándome información y orientación para la práctica del yoga y los ejercicios pertinentes para el control respiratorio, dejaré para más adelante el estudio del arte tántrico –muy interesante como ayuda para la meditación– y dedicaré algunas páginas a la experiencia y realización de ejercicios.

 


Primeramente debo recalcar, como ya indiqué en mi primer artículo sobre el tema, que hay varios tipos de yoga y que cada individuo debe elegir el que, por indicación del Gurú, le va a su temperamento. Es imprescindible dejar bien sentado que los elementos esenciales de las prácticas yóguicas no son siempre comunicables por escrito –de ahí la falsedad e inutilidad de muchas obras “definitivas” dedicadas a ellas– y muchas veces tampoco lo son por enseñanza oral. Muchos gestos o actitudes corporales no pueden aprenderse más que con un modelo y, en alguna práctica en particular –como es el aumento de la temperatura corporal– es totalmente imprescindible la dirección de un Maestro, de un Gurú.

 


En el plano concreto del yoga tántrico se corre el peligro, si la práctica no se efectúa bien dirigida, de perturbaciones nerviosas y, en las prácticas generales de control de respiración o rítmica respiratoria –“pranayama”– pueden producirse afecciones pulmonares.

 


No obstante, a pesar de –y debido a– mi profunda preparación tántrica, daré unas disciplinas preliminares sobre la limpieza de los “nadis” o conductos místicos, por donde debe fluir la corriente vital del cuerpo sutil al organismo físico denso.

 


Como he recordado en otros escritos anteriores, la purificación de estos canales y la estimulación de los “chakras” debe realizarse, y se realiza efectivamente, por medio de estos ejercicios respiratorios.

 


Otra indicación necesaria es dejar bien sentado que la respiración yóguica no tiene nada que ver con el aumento del contenido de oxígeno en la sangre, sino en la absorción y distribución del “prana”, o sea, la fuerza cósmica vital. Ruego al lector vaya consultando mis artículos anteriores, si verdaderamente está interesado en las prácticas, para ir acostumbrándose al léxico que necesariamente debe usarse para centrar mejor los conceptos, tan distintos, orientales.
Este “prana” penetra en el cuerpo por los centros vitales, modificándose en cada uno de ellos según su función. Por ejemplo: el aire cuya actividad se centra en el “anahata chakra” es el “prana” propiamente dicho; el que se centra en el “muladhara chakra” es el “apana”; el que se centra en el “manipura chakra” es el “samana”; el del “vishuddhara chakra” es el “udana”, y el “swadisthana” es el “vayana”.

 


Cualquier libro de texto indicará que el número de respiraciones diarias de un hombre normal es de 21.600 veces. Estas respiraciones, no obstante, no son completas y nunca llenan totalmente los pulmones, por lo que la corriente energética que producen no logra ejercer ninguna sensación a la “Kundalini” quien permanece dormida. El papel del ejercicio yóguico es intensificar esta acción, expenderla hacia abajo con un acto voluntario y despertar la “Kundalini”. Esta reacciona, se endereza y, penetrando en el canal “shushumna”, va despertando a su paso los centros vitales del hombre.

 


Resumiendo, el papel del ejercicio respiratorio es enviar hacia abajo el “prana” para despertar a la “Kundalini”, llevando la respiración hacia arriba. Cuando se consigue este subir y bajar de las corrientes respiratorias se obtiene un gran calor psíquico, prueba del éxito.

 

 

 

INICIO DE LAS PRACTICAS

Vuelvo a recordar que si en el ejercicio de alguna de estas prácticas el aprendiz sufre algún trastorno físico, del tipo que sea, debe abandonar toda práctica hasta tanto no pueda colocarse bajo la dirección de un Gurú.

 


Los textos indican que los momentos más óptimos para los ejercicios son: a la salida del sol, cuando el “prana” penetra en el canal “shushumna”; al mediodía, cuando el “prana” está aparejado con los “nadis” y con la corriente sanguínea; a la puesta del sol, cuando el “prana” corre por las arterias y a medianoche, cuando el “prana” descansa en el corazón y en los vasos sanguíneos.

 


Aunque el alumno puede escoger la hora más conveniente para él, indicaré la hora más correcta para cada práctica, y hago hincapié en que debe ser constante en la práctica y en la hora. El alumno deberá sentarse sobre una manta, colocada directamente en el suelo o sobre un taburete o silla baja. Su mente deberá estar libre de preocupaciones y muy consciente de lo que va a realizar, o sea, con el máximo interés en los ejercicios.

 


De ninguna manera deberán empezarse estos ejercicios después de un disgusto o emoción fuerte, o con el estómago lleno. En este último caso pueden producirse diarreas y vómitos muy desagradables.

 

 

 

PRIMERA DISCIPLINA

Duración: 8 semanas

1ª semana
A primera hora de la mañana, con la habitación bien ventilada, el alumno se sentará cómodamente, con la espalda derecha y la barbilla en línea recta con el pecho. Libre la mente de todo pensamiento trivial y completamente relajado, vaciará totalmente el aire de los pulmones encogiendo el estómago.

 


Contando lentamente hasta 7, se volverán a llenar los pulmones y, a continuación, contando otra vez hasta 7, se vaciarán. Este ciclo debe repetirse 12 veces, para establecer un ritmo respiratorio suave y tranquilo.
Conseguida esta respiración, se expulsa el aire por las dos fosas nasales a la vez para poder llenar totalmente los pulmones sin molestias ni incomodidades. Retener este aliento en la boca –si es necesario hinchando los carrillos– y aguantar el máximo. A continuación se expulsa violentamente por la boca, usando los músculos abdominales para ayudar a la expulsión.

 


Repetir este ejercicio recitando mentalmente el “mantra” OM al inhalar. Este es el momento de hacer funcionar la mente imaginando una corriente impulsora de fuerza vital que fluye junto con el aire, a los pulmones. Una vez se consigue la visualización de esta corriente, se sigue por los “nadis” del cuerpo sutil y luego se pasa al cuerpo físico, de manera que llene todos los poros.

 


Este ciclo debe repetirse 12 veces en cada sesión. La duración de estas sesionesdebe ser de una semana. La duración de esta primera disciplina es, en total, de 8 semanas.
Lógicamente estas prácticas son lentas y generalmente molestas para el occidental que ha nacido con prisas. El hindú tiene toda la vida por delante, afortunadamente para él.

 

 

 

2ª semana
Una vez dominada totalmente la primera respiración, descrita más arriba y efectuada en la primera semana, puede pasarse al siguiente ejercicio.

 


A la salida o a la puesta del sol y dos veces por día, el alumno saldrá a un sitio al aire libre: parque, jardín, a la orilla del mar… Los mejores momentos son antes del desayuno y antes de la cena.
Paseando tranquilamente, la mente libre de preocupaciones, debe inhalarse lentamente por las dos fosas nasales, contando hasta 7. A continuación se exhala por la boca contando igualmente hasta 7. El aliento se deja fuera hasta el tiempo de contar hasta dos (2) y luego se repite el ciclo 12 veces.
A los tres o cuatro días de efectuar la práctica se aumenta el ritmo de la respiración, pasando de 7:2:7:2 a 10:5:10:5.

 

 

 

3ª semana
Por la mañana y por la noche, en la habitación bien ventilada, sentado en la cómoda postura indicada anteriormente, se fruncen los labios como para decir “uuu”. Inhalar por la boca, sin cambiar los labios de posición, con 7 aspiraciones. Luego, este aire inhalado se traga. Se exhala a continuación por las fosas nasales, ambas a la vez, contando igualmente hasta 7.

 


Este ciclo debe repetirse veinticuatro veces por la mañana y veinticuatro por la noche.
Es interesante que en toda práctica el alumno conozca el valor y significado de los distintos actos y el sentido de lo que debe decir o hacer. Por ese motivo doy una explicación del enorme valor de Om, “el sonido manifestado de Dios”, o sea, el “shabdabrahman”, como dicen los textos.
Este sonido Om existe en todas las cosas en forma de conciencia. Es el sonido cuya repetición, según Patanjali, invoca al Dios supremo, Isvara.

 


Según los Tantras, aunque el sonido se expresa por los órganos vocales, no se genera allí sino que aparece en el “Muladhara Chakra”. Esta energía del sonido se mueve en sentido ascendente dentro del “nadi” central de la columna vertebral hasta el “Anahata Chakra” o chakra del corazón y allí es donde se produce este sonido, “es aquí donde la Sílaba de Obediencia, o sea OM, se manifiesta, aquí donde el yo viviente se yergue como una lámpara en lugar sin viento”, según dice el Vishvasara Tantra.
Si se aprende a escuchar la voz interior, este “sonido no provocado” se está efectuando un acto de creación. Cuando el alumno sabe pronunciarlo, comprende su valor y su significado secreto y de ello resulta su liberación.

 


Una forma grosera, pero fácil, de oírlo, es tapándose los oídos con los pulgares y las ventanas de la nariz con los índices.
Hasta la próxima lección si Kali lo permite.

 

F. FERRER VIVES

 

 



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