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HEMEROTECA- Tomo III
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ENERO 1975 – Año IV – Núm. 26

 

COSMOLOGIA

VIAJANDO A TRAVES DEL TIEMPO Y DEL ESPACIO

 

Si observamos, por medio del más adelantado procedimiento de la técnica de la óptica fotográfica astronómica y llegamos a los límites aparentes del Universo, estamos indagando en regiones que se encuentran a más de 3.400 millones de años luz y por lo cual, nos sumergimos en el pasado.

 

Situados mentalmente en que la astronomía es la ciencia humana que alberga en su interior las mayores divergencias, pues acepta y a su vez estudia cuerpos que ya no existen en la mayoría de los casos, podemos ya entrar de lleno en el tema que hoy quiero desarrollar y mirar de enfocar desde otra vertiente sobre el apasionante interrogante de la formación del Universo, comportamiento del mismo, como asimismo tocar otra vez los renglones de “vida”, evolución y final del mismo.

 

- Investigar sobre las radiaciones que nos llegan del cosmos, es indagar nuestra propia procedencia.

 

Ya sabemos de antemano, cuanto nos apasionan los temas astronómicos, que los misterios básicos de la Creación están situados en un estrato de difícil comprensión para la mente humana. Pero partiendo de un enfoque de diferente modo de razonar, reconociendo que aun haciéndolo así, difícilmente podremos sustraernos de nuestra mentalidad terráquea, vamos a expresar la opinión de cuanto ahora hay, ha habido en el pasado y por resultado, cuanto habrá en el futuro en este todo, hasta ahora desconocido, que llamamos Universo.

 

Siguiendo sobre mi teoría, anteriormente expuesta hace meses en estas páginas, de que el principio del Universo fue causado por la explosión de una “masa única”, compuesta básicamente de hidrógeno puro, que lo reafirma cada día más, el resultado de los estudios que se están haciendo de las múltiples explosiones de todo tipo que tienen lugar en el Cosmos. Así vemos como cada día van apareciendo Novas, cuya estructura físico-química es bien conocida por los astrónomos: no son nada más que estrellas que llegan a sus últimos estratos de existencia y la gran luminosidad que desprende es producida por la descomposición que se ha manifestado en el proceso de la fusión de tipo atómico que produce la transformación del hidrógeno en átomos de mayor riqueza elemental, como son el helio y después los subsiguientes. Nos encontramos que junto a estas Novas se ha descubierto que no sólo las estrellas están facultadas para desintegrarse, sino que estas apocalípticas fusiones llegan a alcanzar a toda una Galaxia.

 

Suena, así dicho, a pura fantasía, el manifestar de que una Galaxia pueda llegar a desintegrarse, pero para dejar sentado que esto no sólo es el resultado de una atrevida teoría, explicaré que en la constelación de la Osa Mayor, constelación que por ser tan conocida a casi todos los niveles intelectuales suena casi familiar, se hallan inmersas en la misma varias Galaxias, conocidas sobradamente y de las cuales destaca la que tiene la clasificación en el catálogo de Mesier como la M 81, no solamente por ser la más grande, sino, porque desde muchos años atrás, desde casi el mismo principio de la radioastronomía se recibía, de la zona en que está situada, una fuerte emisión de radiondas. Se había supuesto equivocadamente, que esta fuerte emisión, era debida a una gran concentración de helio, como en otras varias regiones espaciales así se tienen localizadas, hasta que hace escasos meses, efectuando un rutinario trabajo de estudio de la Osa Mayor, el astrónomo Clarens Roger Lynds llegó a discernir que la emisión que se recibía desde allí, no era producida por la Galaxia M 81, sino por otra Galaxia, peculiar en su forma que está al mismo lado y que está clasificada como la M 82.

 

 

EL UNIVERSO ES PULSANTE


 

 

En esta Galaxia, la M 82, ningún astrónomo había puesto atención, pues desde su descubrimiento, se veía que era relativamente pequeña y que por los elementos que presentaba someramente se la podía incluir nada más como curiosidad, y que era una galaxia sumamente cargada de polvo y su misma forma no la hacía merecedora de mayor atención, pues su núcleo y brazos son de ínfima forma para dar mejores resultados de investigación.

 

- La luz nos transmite hechos acaecidos en la noche de los tiempos.

 

Fue pues este detalle de la fuente de emisión lo que hizo que se le prestara mayor atención y, más aún, creció el interés hacia ella, cuando se constató que la emisión en sí partía efectivamente de esta M 82.

 

Se enfocó el mejor material actualmente disponible y los astrónomos se encontraron con el mayor fenómeno que se cree puede producir el Universo: ¡la Galaxia M 82 está experimentando una apocalíptica y terrorífica explosión desintegradora!
Se analizan constantemente las fotografías que se toman, fijando la atención con las placas obtenidas en exposiciones de tres horas de duración y en las mismas es visible que los diversos chorros de hidrógeno se van continuamente separando, llegando en estos momentos a una distancia de unos 1.000 años luz de longitud, emergiendo del núcleo galáxico.

 

De la cantidad de estudios que actualmente se posee, diremos que se lleva calculado que la masa total de hidrógeno que expulsa, equivaldría a un mínimo de 5.000.000 de soles de las características del nuestro y en lo que hace referencia a los datos tomados de la velocidad que se desplazan los chorros y a la distancia que están ahora en su recorrido, se ha podido calcular que el inicio de esta desintegración fue hace la friolera de 1.550.000 años. Y aun aceptando este dilatado período de tiempo, contando con la longitud de año terrestre, la explosión en sí, debe de considerarse como un principio de explosión, como si dijéramos transformándolo en cualquier artefacto terrestre explosivo, que esta explosión está en sus primeras milésimas de segundo, o sea, como si el percutor estuviera en el instante primario de la ignición.

 

Con este descubrimiento y las posteriores investigaciones que se efectúan, a la ciencia de la astronomía se le aclara definitivamente esta pregunta que se venía haciendo desde hace años atrás de si las desintegraciones de galaxias era un hecho prohibitivo y con ello se reafirma que el principio del Universo no podía haberse efectuado bajo el prisma de la teoría de la explosión de una masa única.

 

Ahora ya tenemos una constancia y con este hecho consumado podemos decantarnos ya en qué forma fue el Principio, desechando de una vez las teorías del Universo hiperbólico, que es el que dice que todo empieza con un espacio compuesto de sólo gas muy disperso y termina con un Universo cargado de estrellas apagadas del tipo de minúsculas concentraciones de masa muerta. También termina este descubrimiento con la otra teoría del Universo del Principio Cosmológico, teoría que paradójicamente defendió en su vida el eminente matemático Einstein y a la cual se acogió para demostrar su cada vez más indemostrable teoría de la relatividad (la física actual encuentra insalvables lagunas), pues el Universo del Principio Cosmológico dice que la densidad general de la materia que hay en el Universo, es idéntica y que a la par, es infinita, y que todos los cuerpos se alejan entre sí, a una velocidad proporcional a su distancia, quedando por lo tanto cada uno de los objetos cósmicos en el mismo centro del universo observable.

 

Con el descubrimiento indiscutible de la explosión de la Galaxia M 82, se borraban definitivamente estas teorías, conjuntamente con muchas otras más que no exponemos por no alargar en demasía, se afirmaba y demostraba, lo que en lógica debíamos ya aceptar, que el Universo en su principio fue el resultado de la desintegración de una sola masa, dando esta constante desintegración el origen de la formación a cuantos objetos hay ahora dispersos en tan bastas distancias. Pero dejando aún un interrogante, que es el de si las partículas que se han desprendido de este núcleo primario y ahora ya separadas por tal desintegración, seguirán caminando por una solitud eterna o que en un día X, por una ley que desconocemos, sufrirán estas partículas la retrocesión y volverán otra vez a formar la anterior masa única primaria.

 

Personalmente ya lo manifesté anteriormente y ahora no puedo disimular mi satisfacción al comprobar que las pruebas de investigación astronómica me dan la razón. Soy desde años uno de los defensores de que el Universo ni es ni ha sido Estacionario ni tampoco Evolutivo, sino que el Universo es PULSANTE y que gracias a esta facultad pulsante se pueda comprender el don de la eternidad que este Universo posee.
Llevando a su vez todo esto a reafirmar más la pregunta, que como espada de Damocles pende sobre nosotros, sobre si el Universo se manifiesta de esta forma, uno de los componentes integrado dentro de él que es la “vida” también está sujeto a toda esta ley de la desintegración y la reunión y por ende, aquí y ahora hay “vida”, en otro lugar hay “vida”, en otro lugar hubo “vida” y en otro lugar habrá “vida”.
La contestación, amigos, no está, a mi manera de ver, en manos de la ciencia de la astronomía, pero sí que gracias a estas manos citadas encontramos cada día más la constancia de que no estamos solos en el Cosmos y que si infinidad de caminos que nos da el estudio en la Física y en la Química nos reafirman en la presencia de otros ciclos de vida”. Pueda la antiquísima astronomía indicar la dirección del camino que debemos de seguir para poder tener contacto con algunas de estas otras “humanidades” que nos acompañan desde el fondo o quizá, próximo, lugar en el Cosmos.

 

Hoy sabemos cómo fue el principio, cómo está el Universo y cómo finalizará. Mañana otros encontrarán qué fuimos, qué somos y qué seremos, siempre integrados dentro del ciclo de vida del carbono.

 

S. FONTRODONA

 

 



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