La noche de San Juan, que se conmemora la víspera del 24 de junio, era conocida antiguamente por los celtas como Alban Heruin, un festival cuyo significado era el de celebrar que el Sol mostraba su máximo poder, su máximo esplendor, pues es el día que dura más tiempo en el cielo y, al mismo tiempo, el día en que empezaba a decrecer en el Solsticio de Invierno.
La Noche de San Juan es considerada como el festival del fuego por excelencia. Hay muchos rituales propios para la Noche de San Juan pero todos ellos giran en torno a la glorificación del fuego. Se dice que originariamente las hogueras de la Noche de San Juan se encendían para atraer y conmemorar la bendición no solo sobre los hombres, si no también animales, campos…aún así, los rituales más famosos están destinados a la obtención y conservación de la pareja.
Al igual que el fuego, el agua es uno de los grandes símbolos de las celebraciones de San Juan aunque no tan conocido y, sin embargo, es una parte esencial en la mayoría de los ritos de esta festividad.
El ritual de la Noche de San Juan utiliza la magia de la velas para conseguir nuestros propósitos y está formado por:
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Un altar, que es el pilar sobre el cual vamos a efectuar nuestro ritual. Si miramos el altar, veremos un círculo que representa los hechos ya realizados, es decir, los deseos que ya se han cumplido, dentro del cual observamos un polígono de 5 puntas que simboliza los puntos de perfección.
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Para hacer nuestro ritual necesitamos 8 velas de distintos colores y tamaños. Para empezar necesitamos colocar en nuestro altar las 6 velas grandes de colores en el orden en que aparecen en el arco Iris (rojo, naranja, amarillo, verde, azul y violeta), pues estas velas simbolizan la luz blanca del Sol, son el símbolo de la inocencia y de la pureza. A estos 6 colores principales se le añade la vela marrón, que representa la Tierra como madre fértil necesaria para que todo pueda nacer. Lo que se pretende conseguir con estas 7 velas es la representación de nuestros deseos de luz, pureza y regeneración.
Por último, colocaremos la vela negra de un tamaño inferior. Esta vela simboliza la oscuridad que surge del negro, las tinieblas y los males que nos acechan. La vela negra es de menor tamaño porque ha de encontrarse en inferioridad con respeto a la luz blanca representada por el resto de las velas. Siendo así, la claridad vencerá a la oscuridad..
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- Agua del manantial: Según cuentan las antiguas leyendas, utilizar agua del manantial en la Noche de San Juan ayuda a curar los males, a atraer la juventud y la belleza.
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- Las plantas. Desde hace mucho tiempo las plantas han sido un elemento de peso en la Noche de San Juan. Plantas como la Verbena, que utilizaremos esta noche, tienen propiedades curativas y ahuyentan a los malos espíritus.
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PREPARAR EL RITUAL
Una vez el altar ya está montado, esparciremos unas gotas de agua alrededor del altar en el sentido que giran las agujas del reloj hasta cerrar un círculo completo. El siguiente paso será encender todas las velas empezando por la menor, la negra. Mientras la encendemos recitaremos la siguiente oración “Esta vela representa la oscuridad que se inicia esta noche de San Juan y será vencida por la fuerza de la luz del Sol”. Las siguientes velas las encenderemos por orden de numeración y, por cada vela que encendamos, pronunciaremos la siguiente oración “La Luz del Sol, del Arco iris, vencerá las tinieblas de la larga noche y todo mal pasado, presente y futuro será vencido”.
Una vez esté todo montado llegará el momento de fijar la atención en nuestros deseos y propósitos. Quemaremos nuestros deseos con la vela negra recordando las oraciones que hemos pronunciado, pensando que todo lo malo quedará eliminado, vencido, excluido de nuestras vidas y sentiremos como la luz que sale de las seis velas del Arco Iris se funden en el blanco purificador del Sol empujadas por la fuerza que fluye de la luz de la Tierra, luz fértil y regeneradora.
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