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HEMEROTECA- Tomo II
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MARZO 1974 – Año III – Núm. 16

 

HERMETISMO

INTRODUCCION AL TAROT

 
 

Si nos dijeran que en nuestros días existe una obra del antiguo Egipcio, un libro que se ha salvado de los incendios que muchas veces han reducido a cenizas magníficas bibliotecas de la antigüedad y en el que se trata de las más profundas leyes del Hermetismo es seguro de que muchas personas se apresurarían a conocer este libro, tan extraordinario y útil para los estudiantes del Arte. Si añadiésemos además, la premisa de que tal libro ha sido divulgado en gran parte de Europa y que hace cientos de años está al alcance de casi todo el mundo, quizá la sorpresa sería mayor, pero casi llegaríamos al entusiasmo si añadiésemos de que casi nadie, salvo los que llevan tiempo en estas lides, sospechó de su origen Egipcio, que muchas veces lo hemos tenido en nuestras manos sin saberlo, que muy pocos se han ocupado de descifrar unas pocas de sus hojas, y que para la mayoría, este fruto de tal elevada sabiduría es ni más ni menos considerado como un conjunto de figuras extravagantes sin mérito alguno… ¿No se diría que deseamos divertirnos a costa de los lectores de esta revista?
Pues bien señores, este libro existe… este libro egipcio, único vestigio de sus soberbias bibliotecas, existe, repetimos. Y añadiremos más, es tan común que sólo algunos se han ocupado de él. Antes de no hace muchas decenas de años, nadie había sospechado su ilustre origen.
Este libro está compuesto por 77 páginas o 78, según se considere, divididas en cinco clases cada una de las cuales ofrece aspectos tan variados como instructivos y entretenidos. Este libro es el TAROT. Juego casi desconocido en nuestro país, pero en cambio, muy usual hasta hace poco en Italia, Alemania y en la Provenza y tan original tanto por el aspecto de las figuras, variedad y multiplicidad de las mismas.
A pesar de su extraordinaria difusión nada se sabía de sus extrañas figuras y su origen que se pierde en el Tiempo es tal que se ignoraba cuándo y en qué lugar se le había inventado, ni los motivos en virtud de los cuales se había reunido un conjunto de figuras extrañas, y al parecer sin ilación, de tal modo, que ninguna persona había logrado resolver totalmente el enigma que encerraba. Por otra parte este juego ha llamado tan poco la atención que ningún sabio se ha dignado a mencionarlo en los estudios que se han efectuado sobre las cartas. Tan sólo nos han citado las cartas francesas usadas en la capital de esta nación y cuyo origen es relativamente moderno con lo que se han dado por satisfechos. Generalmente se confunde el origen de un conocimiento con un país que es el que nos lo ha revelado por primera vez. Pero habría que recapacitar que por ejemplo, algunos objetos e instrumentos que nos fueron dados a conocer a través de las civilizaciones Griega y Romana su origen primero era en los lejanos confines del Celeste Imperio.
Mas, la forma de disposición y el arreglo de este juego como así también el aspecto simbólico de sus figuras se corresponden de tal manera con las ideas fundamentales de Hermetismo Clásico de Egipto que no podemos evitar de reconocerlo como la obra maestra de un pueblo. Unicamente ellos pudieron ser los autores de este juego, digno rival del juego del ajedrez de los hindúes.
Mostraremos las alegorías contenidas en las cartas de este juego, las fórmulas numéricas que lo componen, de qué modo ha llegado hasta nosotros, sus relaciones con algún monumento chino, cómo dieron origen a las cartas españolas y las relaciones de éstas últimas con las del vecino país. Daremos, también, en páginas futuras sus aplicaciones a las artes adivinatorias. Los principios en que se basa son los que distinguieron las primitivas bandas del pueblo Bohemio que se diseminaron por toda Europa, y cuyos vestigios se hallan en nuestros actuales juegos de cartas, si bien muy pobres en figuras y, en consecuencia, bastante aburridos. En cambio, el juego egipcio brilla y se distingue por lo apasionante de sus láminas que abarcan todo el universo y las etapas múltiples de la vida humana de este pueblo único y sabio que transmitía en cada una de sus obras el sello de la inmortalidad y en el cual todos los pueblos del mundo se han inspirado.
Cada color se compone de catorce cartas, diez de ellas se hallan numeradas y las otras cuatro restantes no llevan número, y son: el rey, la reina, el caballo y el escudero.

Los colores corresponden a las cuatro clases sociales en que se hallaba dividida la nación egipcia. Las espadas corresponden a la clase soberana, la nobleza, las copas al sacerdocio, los bastos a la clase servil y los oros al mundo de los comerciantes.
Siete, el número sagrado por excelencia, es la base fundamental de este juego. Cada color está compuesto de dos septenarios. Los triunfos suman en total tres septenarios. El total de cartas es de 77. Ahora bien, todos los aficionados al Hermetismo saben que el siete era el número clave y sagrado al cual referían los egipcios los elementos de todas las ciencias que conocían. Por otra parte este juego tiene que ser necesariamente de origen egipcio puesto que está basado en el número siete, que corresponde a las cuatro clases en que se hallaban subdivididos sus habitantes, que el mayor de los triunfos traduce algunas características de aquel país como eran los supremos Hierofantes, Isis, Tifon, Osiris, la Casa de Dios, el Mundo, los Canes correspondientes a los trópicos, etcétera.
Inventado por hombres de genio y reuniendo en sí lo útil y lo agradable ha llegado hasta nosotros desde el fondo del Tiempo, último sobreviviente de la cultura y el saber de un gran imperio ha servido de entretenimiento a casi todas las civilizaciones, sin que el profundo simbolismo de sus láminas se haya desvelado jamás a los profanos del Arte Real. En los primeros tiempos de la Era Cristiana los egipcios gozaban de gran prestigio en Roma, sus ceremonias y el culto a Isis eran muy conocidos, por tanto lógico es que lo fuera también el juego que nos ocupa. Por mucho tiempo sólo fue en el transcurso del tiempo conocido en Italia, pero con la alianza de Italia y Alemania empezó a conocerse en este último país. El pacto entre Italia y el condado de Provenza, asimismo, como el asiento de la residencia pontificia en Avignon penetró en Francia hasta el mismísimo París sin que tuviera mucha aceptación en esta última ciudad.
Por otra parte los nombres conservados en este juego prueban también su origen oriental, por ejemplo: TAROT, MAT… PAGAD.
Si analizamos el nombre TAROT vemos que este nombre es egipcio; se halla compuesto del vocablo TAR que quiere decir: vía, camino; y de RO; ROS, ROG, que significa REY, REAL; es pues equivalente a camino real de la vida. Y en efecto, se relaciona con la vida real de los ciudadanos, puesto que representa las clases en que ellos se dividían. Además, el Tarot, contiene todos los acontecimientos que pueden transcurrir en la vida de cada uno, de los componentes de estas clases señalándoles los guías físicos y morales que rigen sus destinos: el rey, la reina, el sacerdote, el sol, la luna, etcétera. Les enseña también, por medio del jugador del cubilete y la rueda de la fortuna, que el hombre debe escudarse en la virtud para sortear las transiciones del destino.
MAT, es una palabra oriental, sinónimo de asesinato, herido, partido, etcétera; en el idioma italiano en ciertos aspectos significa LOCO. Es curioso que al ido se le suele llamar cabeza partida.
PAGAD, se le llama así al jugador del cubilete. Esta palabra desconocida en las lenguas Occidentales, es también, de origen oriental. PAG, quiere decir o significar JEFE, MAESTRO, SEÑOR y GAD equivale a fortuna. Es por esto que en el juego el jugador del cubilete ostenta en su mano la varita de Jacob o vara de los magos que lo hacen dueño del destino.

El deseo de aprender se desarrolla en el corazón del hombre a medida que su espíritu atesora nuevos conocimientos; la necesidad de conservarlos y la ambición de transmitirlos exigió la creación de un alfabeto característico. La paternidad de este alfabeto fue atribuida a THOT, conocido, también, con el nombre de Mercurio. Las letras de este alfabeto no eran como las nuestras meros signos convencionales para la estructura de las palabras sino que se trataba de un sistema de imágenes, mediante el arreglo de las cuales se exponían las ideas y conceptos más profundos.
Es lógico suponer que el creador de estas imágenes debió ser también el primer historiador conocido. En efecto, se dice que THOT ‘‘pinto a los dioses’’, esto es que describió las obras de la creación o potencia suprema a la que añadió algunos conceptos morales. Parece ser que este libro fue llamada ASTAROSH; de A, doctrina, ciencia y de ROSCH: Mercurio todo lo cual y junto a la T quiere decir ‘‘cuadro de la doctrina de Mercurio’’. Pero como ROSCH quiere decir, también, ‘‘comienzo’’, el nombre TA-ROSCH fue consagrado especialmente a la Cosmogonía; así, también, como la ETHOTIA: Historia de los Tiempos, fue el título que dieron a la Astronomía. Y puede ser que ATHOTES que se define como, el rey, el hijo de Thot no sea otra cosa que el hijo de su genio y la historia de los reyes de Egipto.
Esta vieja cosmogonía, este libro de TA-ROSCH ligeramente alterado, parece haber llegado hasta nosotros a través de las cartas de hoy conocemos por el mismo nombre, ya sea que la concupiscencia lo haya conservado para engañar la credulidad de las gentes.
Los árabes transmitieron este libro a los juegos de los españoles y los soldados de Carlos V lo llevaron a Alemania. Estaba compuesto de tres series superiores, representación de los tres primeros siglos: el de Oro, el de Plata y el de Bronce, estando compuesto cada uno de siete cartas.
Como la escritura egipcia se leía de izquierda a derecha la carta 21 que ha sido nombrada con cifras modernas, es precisamente la primera y debe tenerse en cuenta para la debida interpretación de la historia; es también la primera carta del juego del Tarot y del método de adivinación para lo cual servían estas antiguas imágenes.
En fin, hay todavía una carta, la 22, sin número ni potencia, pero que aumenta el valor de las que la preceden, es el cero de los cálculos mágicos, se la conoce con el nombre de ‘‘la locura’’.
Hasta aquí hemos visto y podríamos concluir que ante los aficionados al Hermetismo y que desconocían la existencia a la interpretación de la palabra TAROT, se les abrirá un campo infinito a sus investigaciones sobre los Temas de nuestro Arte ya que pensamos después de estas líneas introductorias al estudio del Tarot continuar con otra parte la cual dedicaremos a descifrar de forma general el simbolismo de los llamados Arcanos Mayores de este juego y una tercera y última en la que procuraremos desarrollar de forma sencilla y llana las aplicaciones prácticas de esta Máquina Filosófica que es a la postre más o menos este juego misterioso que casi nadie comprende y que muchas veces se ha pensado con respecto a él como cosa propia de brujería o superstición popular.
Esperemos que una vez con los conceptos básicos para poder trabajar con este original sistema en lo que se refiere a nuestra propia evolución personal podamos asimismo penetrar, analizar y finalmente dominar todas las operaciones preparatorias que llevarán al estudiante a la consecución de nuestra Piedra de los Sabios.
Necesariamente para poder trabajar en este sistema requerirá el estudiante hacerse con una baraja de este juego ya que precisamente es en la práctica donde podrá aplicar todo el resultado de sus esfuerzos de meditación al respecto que nos ocupa.
Otra disciplina más del Gay Saber se aparece delante nuestra mirada como lanzándonos un reto a nuestras capacidades. ¿Venceremos?
Sinceramente,


 

JOAN ARGENTIER

 

 

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