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HEMEROTECA- Tomo II
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NOVIEMBRE 1974 – Año III – Núm. 24

 

PARAPSICOLOGIA

DE LA METAPSIQUICA A LA PARAPSICOLOGIA (2)

 
 

La experiencia de Hydesville del 31 de marzo de 1848 (1) constituyó el punto de partida para las primeras sesiones de espiritismo. Hace unos ciento veinticinco años, aproximadamente, se inició en América un movimiento que se fundaba, básicamente, en la vida después de la muerte. El espiritismo, como dicho movimiento fue llamado, tiene el convencimiento de que puede demostrar que el alma sobrevive a la muerte del cuerpo, y que la comunicación entre vivos y muertos puede tener lugar, y lo tiene. Esta creencia ha sido abrazada de todo corazón por incontables personas de todo el mundo, en parte, como se puede suponer, a causa de la esperanza y consuelo que ofrece a los solitarios y a los que han perdido seres queridos. Porque en creencia espiritista se enfatizan los detalles de luz, alegría, esperanza y solaz, y ámbitos oscuros del alma son rara vez recordados. Según las palabras de un folleto editado por la Prensa Psíquica Británica (una compañía de publicaciones que se especializa en espiritismo y otros temas afines): ‘‘los muertos regresan para guiarnos, ayudarnos, animarnos, sostenernos e inspirarnos con la buena nueva de otra vida donde la injusticia es subsanada, el rango y la categoría social carecen de importancia y el ser humano recibe otra oportunidad’’.
Estas son palabras de Douglas Hill y de Pat Williams, que publicaron en un fascinante estudio de fenómenos que trascendían de lo natural, en un periódico londinense sobre famosas ‘‘sesiones’’, a las que habían asistido en el Londres moderno de 1966.
Todos los estudios que se han realizado acerca de las más antiguas creencias de la Humanidad permiten afirmar, sin lugar a dudas, la existencia en todo tiempo y lugar de prácticas mágicas, hechicerías, rituales más o menos esotéricos, y mil manifestaciones más de que el hombre ha pretendido siempre modificar en sentido favorable el curso de los acontecimientos naturales. Los fenómenos de todo tipo que ocurrían a su alrededor eran atribuidos a deidades maléficas –generalmente– a las que había que contentar para evitar que dañaran a los hombres, o bien había que atraer a otros dioses protectores. De aquí nacerían las más antiguas religiones de la Humanidad, que más tarde serían barridas por la predicación del cristianismo, mundo iluminado por la luz del Evangelio. Mas no todas las creencias ancestrales quedarían totalmente borradas, ni la predicación de la Palabra alcanzaría a todos los puntos de la Tierra. Una serie de ellas permanecieron soterradas en el orbe cristiano o continuaron practicándose en muchos lugares a donde no habían llegado las grandes religiones, como se verá en el último capítulo, pues no sólo han sobrevivido tales rituales, algunos grotescos sino que también permanecen ‘‘en activo’’ sus sacerdotes, a los que yo, muy particularmente les doy el nombre de ‘‘magos’’…
Ahora bien; que los ‘‘citados magos’’ hayan llegado hasta nuestros tiempos tanto en medio de civilizaciones muy avanzadas como en los pueblos que se han quedado detenidos en lo que se llama la eterna aurora, ha sido atribuido a ignorancia credulidad o superstición. De todas formas, hoy parece que renacen, o salen a la luz, antiguas creencias y religiones, como la de los Druidas entre otras muchas, por lo cual no me extraña, que el mismo Candomblé y vudú, ritos que lindan con la hechicería y la magia, empiecen a conocerse de verdad en España. (Téngase presente que el auténtico vudú Petro de Haiti ha sido tachado incluso de canibalismo en el Brasil). Poco es lo que se sabe a ciencia cierta, pues ciertas ceremonias como son las de iniciación, son realizadas en el más riguroso secreto, permitiendo la entrada sólo a los fieles. El vudú Petro de Haiti, es esencialmente religioso, y no está exento de prácticas de magia negra, en nuestro siglo, y en nuestra Patria, para más señas, importado seguramente por los negros o los africanos). Pero sigamos.

 

DIFUSION DEL ESPIRITISMO

Muy pronto ‘‘el espíritu de Hydesville’’ trajo a otros y la familia Fox, que fue rápidamente alcanzando celebridad mundial, emigró a Rochester y de ahí a la ciudad de Nueva York con su pequeña trouppe de admiradores. Había nacido el espiritismo, movimiento destinado a causar en la época un revuelo inusitado, y origen de la científica metapsíquica por otra parte.
La difusión de las prácticas espiritistas fue extraordinariamente rápida. De Estados Unidos, el espiritismo pasó a Europa con la velocidad de un reguero de pólvora. En Inglaterra, donde se le dio el nombre de ‘‘espiritualismo’’ –abusivamente, en opinión de muchos; equivocadamente, en opinión nuestra–; en Francia y en Alemania se descubrieron centenares de médiums, y se organizaron sesiones por doquier. Ante la euforia de los miles y miles de creyentes, y el escepticismo de los incrédulos, se hacían girar mesas, sillas y sombreros, pero también empezaron los fenómenos paranormales. Los espiritistas que han leído y practicado, creen que en el Universo natural y visible tiene una contraparte sobrenatural, espiritual que existe más allá y que está habitada por los espíritus humanos que han abandonado sus cuerpos. Además del cuerpo terreno –el cuerpo físico– toda persona viviente tiene un cuerpo etéreo o un doble, (periespíritu), que normalmente es invisible, está unido al cuerpo físico por medio del ‘‘cordón de plata’’ auténtica conexión fluídica. A veces el cuerpo abandona temporalmente el físico (un fenómeno que se conoce como ‘‘viaje astral’’, o mejor diríamos, proyección astral) y ello se cree que ocurre particularmente en tiempo de crisis, por propia voluntad una vez aprendidas ciertas técnicas indispensables, o bien en sueños. Pero normalmente el cuerpo etéreo sólo se separa del físico cuando el ‘‘cordón’’ queda definitivamente cortado; para el cuerpo físico, este es el momento de la muerte. Para el etéreo, que sigueviviendo como espíritu, es meramente el momento de separarse de las cosas materiales.
Se dice y se comprende fácilmente, que aunque la muerte no cambia el carácter y personalidad del individuo, no existen ya las mismas necesidades, pero la inteligencia del ser, generalmente es muy superior, así como otras muchas facetas de su carácter.
El espiritismo hizo rápidos progresos. Al mundo le faltaba ‘‘algo’’, le faltaba creer en algo positivo, pues empezaba a estar harto de tanta ciencia agnóstica y materialista que predominaba. Por otra parte los espiritistas habían conseguido que los ‘‘seres de ultratumba’’ –como dice cierto parapsicólogo jesuita– ya no se limitaban a responder ‘‘sí’’ o ‘‘no’’, o a componer frases mediante golpes, de acuerdo al código alfabético utilizado por los Fox y que luego se perfeccionó. Proporcionándoles un lápiz, atado a la punta de una mesa, o una simple tablita (habían algunas construcciones muy ingeniosas) los espíritus ‘‘escribían’’. Y más aún, el ‘‘médium’’ sostenía el lápiz, y los espíritus le dirigían la mano. De este modo se fueron captando los más heterogéneos mensajes, desde vulgares consejos hasta pensamientos sublimes, que hacían pensar a los sabios, (talento del subconsciente?) Pero el médium afirmaba que tenía comunicación con Juana de Arco, con San Agustín, o con Napoleón. Y aquí empezaron las grandes dudas. Lógico ¿no?...
Si pasamos, hoy, al neo-espiritismo, en su forma moderna, la creencia absoluta en la supervivencia, y en la comunicación después de la muerte, se ha convertido en la piedra fundamental de un movimiento que se extiende por todo el mundo, y que cuenta con millones de seguidores. En Inglaterra, por ejemplo, cada domingo por la noche hay aproximadamente un cuarto de millón de personas que asisten a reuniones espiritistas, con o sin mesa, pero sí en muchas de ellas, con magnetófonos, pues las psicofonías están a la orden del día. Tan sólo en Londres existen tres grandes organizaciones espiritistas, así como docenas de pequeñas sociedades y grupos. En 1963 más de 8.000 visitantes asistieron a las ‘‘séances’’ y a las sesiones de medicina espiritual de la Asociación Espiritista de la Gran Bretaña. También en América el espiritismo, hoy, tiene gran cantidad de seguidores. En 1956 ‘‘American Journal’’ declaró que en los Estados Unidos habían aproximadamente 450.000 espiritistas, y un ‘‘médium’’ muy prominente estimó hace poco tiempo que en Nueva Cork había por lo menos 500 ‘‘médium’’ profesionales (de los que cobran…)
El número de espiritistas franceses ha sido estimado todavía mayor: unos 200.000. ¡Sólo en la capital de Francia…!
En Brasil hay una variante del espiritismo que goza de gran popularidad. De acuerdo con el censo oficial de 1950, unos 900.000 brasileños se decían oficialmente espiritistas; en 1969 se calculaba oficialmente que la cifra se acercaba a los 12 millones. El espiritismo brasileño se compone de mezcla de creencias religiosas de los antiguos esclavos africanos, y los cristianos principios propugnados por Allan Kardec, al apóstol del espiritismo universal. En 1957 el Gobierno Brasileño imprimió cinco millones de sellos representando a Kardec con la siguiente inscripción: ‘‘Brasil-Correio 1957 – Primer Centenario del Espiritismo Organizado’’.
En este país, actualmente, hay casi 200 Sociedades Espiritistas.
Como estamos viendo, de todas formas, el espiritismo como movimiento organizado, es, a pesar de su extensión actual, comparativamente joven, puesto que empezó a existir a mediados del pasado siglo. A primera vista, este resurgimiento de interés por los espíritus inmateriales, puede parecer sorprendente en una época que, en general, se considera dominada por el pensamiento escéptico y materialista. Pero tal vez no sea tan sorprendente si uno considera el súbito renacimiento y rápida expansión del mismo, como ejemplos de la profundamente enraizada creencia en lo ‘‘irracional’’ que siempre parece florecer privadamente (contrapeso inevitable) en cualquier periódico que acentúe fuerte y públicamente lo material y racional, y también por otras causas que están en la memoria de todos… porque el hombre necesita creer, necesita tener fe por encima de todos los privilegios y de toda la ciencia…
Pero volvamos al pasado; volvamos al ayer.
Mientras muchos se dejaban llevar por lo que se dijo ‘‘científicamente’’ que era una ‘‘locura colectiva’’, pues muy pronto iban a aparecer teóricos, místicos, científicos, embaucadores, vividores y charlatanes que contribuyeron a hacer del espiritismo una verdadera religión. No tardó en advenir una violenta contraofensiva de los incrédulos. Se inició así una verdadera lucha, procurando sepultar el asunto bajo la pesada carga del ridículo. Los ataques llovieron sobre la familia Fox. Aunque hubo tres comisiones investigadoras que informaron sucesivamente que las manifestaciones espiritistas no tenían nada de ficticias, otras las rechazaron de plano. Incluso en cierta ocasión los médiums y comisionados. Pero, en definitiva, este acalorado debate sólo consiguió fomentar la popularidad de las prácticas espiritistas, primero en Estados Unidos, y luego en casi toda Europa.

 

RETRACCION DE LAS FOX

Como era lógico, y como siempre sucede, muy pronto la familia Fox pasó a un relativo segundo plano ante la aparición de los grandes teóricos del espiritismo, muchos de ellos de acabada formación cultural y científica como iremos viendo. Sin embargo, cuatro décadas más tarde, cuando ya la doctrina espiritista había alcanzado una difusión impresionante, algo enorme, los sucesos de Hydesville tuvieron un polémico desenlace.
Pero en lo que se refiere a muchos puntos de esta historia, si la tuviéramos que escribir punto por punto resultaría imposible separar los hechos objetivos con las coloraciones subjetivas. En 1885, tanto Kate como Margeret Fox confesaron en público que ellas mismas habían producido los ruidos con los dedos de los pies. Más tarde retiraron su ‘‘confesión’’ y dijeron públicamente que habían sido sobornadas para declarar en falso, y también amenazadas…
Ya en 1951 (2) una comisión de médicos de Búfalo había expresado su certidumbre de que las hermanas Fox producían los ‘‘raps’’ con las articulaciones de las rodillas y los tobillos. Más tarde se quiso ver claro que no sólo sabían embaucar con los dedos de los pies, sino que con diversas partes de su esqueleto. Pero hay que decirlo todo. Los creyentes no aceptaron jamás aquellos argumentos, y pareció que efectivamente todo aquello era un ‘‘show’’ perfectamente preparado, y en combinación con la prensa por ciertos ‘‘círculos oficiales muy interesados’’ en desprestigiar aquella doctrina que había aparecido en momentos en que las viejas religiones, positivas, vivían una crisis ante los poderosos embates de las doctrinas científicas materialistas del siglo xix. Realmente muchos creyentes necesitaban un sucedáneo eficaz, que al mismo tiempo, abrevase su fe en la inmortalidad del alma, y diera o pretendiera dar, una explicación de los fenómenos que al común de las gentes, les eran incomprensibles.
Era, pues, necesario apartar de la atención puesta en el estudio, cada vez mayor, de semejantes manifestaciones preternaturales a sabios tan renombrados como eran un Richet, W. Croques, O. Lodge, A. Conan Doyle, F. W. H. Myers, W. James, etc. etc. Efectivamente, el contagio se había popularizado en gran manera extendido ya por toda Inglaterra, Francia, Alemania, España… En Francia gracias a los escritos de Allan kardec –el pontífice del espiritismo– y a Gabriel Delanne; en Inglaterra, a Croques y Conan Doyle; a Alemania J. Kronhelm, y en España al doctor Otero Acevedo, de la Facultad de Medicina de Santiago, entre otros muchos, que publicó en 1895 un libro, en dos tomos, titulado ‘‘Los Espíritus’’ (La Irradiación – Madrid) donde relataba sus experiencias científicas con la célebre médium, Eusapia Palladito. Pero no se consiguió nada…

(Continuará en el próximo número)

J. ROCA MUNTAÑOLA


 

1. Véase el artículo publicado en la revista de agosto pasado, titulado ‘‘El Controvertido caso de Hydesville’’ (El Origen del Espiritismo).
2. Algunos autores dan la fecha de 1855 en lugar de 1851. Es muy posible que la fecha auténtica sea efectivamente esta última, pues consta también en el tratado de Metapsíquica de Ch. Richet.

 

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