Hola, Invitado (Particular)
TU CARRITO   TOTAL: 0,00 €
Carrito
Sección actual: INICIO

REVISTA DIGITAL PRODUCTOS KARMA

HEMEROTECA- Tomo II
VOLVER A HEMEROTECA

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

DICIEMBRE 1974 – Año III – Núm. 25

 

TANTRISMO

LA FILOSOFIA DEL PLACER

 
 

Como en el artículo anterior intentaré ser lo más claro posible ya que estos temas rozan lo tabú para mucha gente. La claridad me permitirá la rápida y precisa comprensión por el lector para que, terminada esta primera serie de artículos dedicados a la introducción y divulgación de la filosofía tántrica, pueda elevarse a esferas más altas de pensamiento.
Primero, ¿cómo se representa a Amor el tántrico? Muy lejos estamos del regordete y jovencísimo –un niño– Eros de los clásicos. Kama-deva es un apuesto y gallardo joven, en la plenitud de sus facultades, que al igual que el dios griego –única concordancia– va armado de arco y flecha, acompañado siempre de su esposa o compañera Rati, personificación de la lujuria y del placer de los sentidos, y de Lasanta, jefe de sus ejércitos y encargados de hacer florecer los campos y endulzar a los seres para permitir la actuación de su jefe. Vasanta es la Primavera.
Otros nombres de Kama son el de Pusba-bana – ‘‘aquél cuyas flechas son flores’’– pues su arco está liado con flores y la punta de sus flechas son perfumados capullos. Otras armas del dios son el lazo –’’pasa’’ –, para atrapar y atar a sus víctimas, y el gancho para poder unirlas. Estas armas se asocian y se complementan en el ritual tántrico para producir el amor y la entrega gracias a las cuatro fórmulas de encantamiento: ‘‘jambha’’, ‘‘moha’’, ‘‘stanbha’’ y ‘‘vasa’’, o sea ‘‘abre’’, ‘‘enloquece’’, ‘‘paraliza’’ y ‘‘somete’’. En otras palabras: las flechas, el arco, el lazo y el gancho.
La mejor arma de Kama es, sin embargo, el no poseer cuerpo visible. Según una hermosa leyenda, Kama se atrevió a herir al propio Siva lanzándole una de sus certeras flechas para que enloqueciera de amor por la hija de Himalaya, la hermosa Pavati, encarnación de la suprema diosa del mundo ‘‘–Kali-Durga-Sati–’’ eterna contraparte femenina de Siva, y, a la vez, su energía proyectada. Siva sacado de su contemplación de su íntima luminosidad se enojó y brotando un relámpago de cólera de su tercer ojo, redujo a cenizas al encantador pero imprudente Kama. A ruegos de Rati, Siva consintió en retornar a Kama del mundo del no existir pero sólo volvió su espíritu ya que su hermoso cuerpo había quedado destruido para siempre. Por eso Kama es Ananga, el ‘‘sin cuerpo’’. Gracias a ello, y por eso su mejor arma, puede moverse entre los amantes, deslizarse entre ellos, envolverlos en su espíritu para obligarles a amarse, desearse y unirse.
Habiendo hablado de la idea del amor para el adepto tántrico voy a dar un repaso a la idea del mundo según el hinduismo para mejor comprender luego el concepto tántrico del mismo. El Kama-loca –’’el mundo (loka) de los deseos y sus realizaciones (kama)’’ – es el hermoso paraíso de los goces proporcionados por el dios del Amor, donde todos los seres vivos hechizados por los sentidos olvidando su propio Yo y fijándose para siempre a la rueda universal del tiempo, condenándose a un renacer continuo tanto en el plano terrenal, como celeste e infernal, según sus pensamientos o deseos. Siendo el destino el fruto del deseo del hombre –por obra de la acción– se encadena a la ronda causal por medio de los fuertes y delicados hilos de su propio deseo, trasladándose de existencia en existencia, celeste, terrena o infernal, como bestia, como hombre o como dios, incapaz de desligarse para alcanzar por fin la paz.


Siendo el universo el resultado de la voluntad divina (iccha) y el deseo (kama) –’’el deseo de lo Uno de ser muchos’’ – tendremos que todas las esferas de existencia serán engendradas y sostenidas por este primer impulso creador. El misterio del sexo actuará en el plano carnal y la voluntad del Creador actuará en el plano más elevado. Kama será por tanto el primero de los dioses, pero también el más joven de ellos ya que cada día nace de nuevo por el acoplamiento de las criaturas. Kama será el poder y el proceso por el cual lo Uno se engendra a sí mismo como hombre, bestia o planta llevando así hacia delante la perpetua creación. Kama será la conjunción de la eternidad y del poder por lo cual lo no manifestado se manifiesta en todos los seres del cosmos.
Hasta aquí el concepto hindú del amor y del mundo que aclara y explica la idea del yogui de romper la ronda del tiempo, huyendo de los deseos para alcanzar la plenitud. Para ellos Kama es Mara, la muerte, y también el Namuci de los budistas, ‘‘el que no deja irse’’.


El Tantrismo considera todo esto como un ‘‘asunto entre monjas’’. Ninguna necesidad hay de hacer caso a las desalentadoras prescripciones de los ascetas que se han liberado o pretenden liberarse ‘‘excepto en la medida en que las sabias reflexiones acerca de la fugacidad del placer añaden el amor y a la vida cierto estremecimiento exquisito’’. Fundamentalmente, la doctrina y la técnica del kama se remontan a la más primitiva antigüedad, como señalé en el primer artículo sobre el tema, siendo claramente prebudistas y prevedantistas y, por lo tanto, ajenas más que antagónicas al ideal monástico y a las técnicas del renunciamiento.
Srhi Ramakrishna, bien conocido en Occidente, dijo una vez: ‘‘¿Qué es ‘‘vijñana?, es conocer a Dios de una manera especial. La conciencia y la convicción de que el fuego existe en la madera es ‘‘jñana’’, conocimiento. Pero cocer arroz sobre ese fuego, comer el arroz y nutrirse de él es ‘‘vijñana’’. Conocer por experiencia íntima que Dios existe es ‘‘jñana’’. Hablar es ‘‘vijñana’’. Darse cuenta de que Dios se ha convertido en el Universo y en todos los seres vivos es ‘‘vijñana’’‘‘. Y con respecto al ideal de aniquilarse en la infinitud intemporal del vacío, Ramprasad decía: ‘‘Me gusta comer azúcar, pero no quiero convertirme en azúcar’’.


Sir John Woodroffe en uno de sus estudios sobre el Tantra nos dice: ‘‘Los adeptos sakta de A’gama pretenden que sus Tantras contienen la esencia misma del Veda. Como los hombres ya no tienen la capacidad, longevidad y fuerza moral requeridas para realizar el ‘‘Karma-kanda Váldika’’ (la sección ritual del Veda) el Tantra Sastra prescribe una ‘‘Sadhana’’ (disciplina religiosa) propia para lograr el fin común de todos los sastra, esto es: una vida feliz sobre la tierra, el Cielo después y finalmente la Liberación’’. Lo que en palabras más llanas significa simplemente que el mundo, por ser inacabable manifestación del aspecto dinámico de lo divino, no debe ser desvalorado ni descartado como sufrimiento e imperfección, si no, celebrado, penetrado e iluminado por la intuición y experimentado con entendimiento. Según el yogui vedantino el aislamiento del atractivo del mundo, para el tántrico –igual que para mí–, esta idea es patológica, como efecto erróneo de alguna enfermedad del intelecto. El ideal del trantrismo es llegar a la iluminación por medio de los objetos que los sabios anteriores trataron de desterrar de sus conciencias.


Insistiendo en esta idea principal debo añadir que los filósofos dedicados a las técnicas introvertidas del jainismo, el Yoga, el Sankya, el Vedanta y el Hinaya se esforzaban en reprimir sus impulsos biológicos sometiéndose a una dieta espiritual reductora, a fin de vencer los vasos de la memoria y del deseo, el ‘‘tamas’’ y las ‘‘va’sana’’ para llegar más allá del pecado y la virtud, siguiendo siendo siempre virtuoso. En realidad desde el principio habían tenido que desprenderse de la capacidad de pecar, como primer requisito para aproximarse al guru. Pero en el Tantra, aunque la meta sea la del yogui meditador, la forma de aproximarse es la del asentamiento, no la de la negación. Es decir la actitud ante el mundo es afirmativa, como en el Veda, pero el devoto se dirige a los dioses como si estos residieran dentro del microcosmos. El aspirante a la sabiduría no busca un rodeo con el cual sortear las pasiones sofocándolas en su interior y cerrando los ojos a sus manifestaciones exteriores, hasta que limpio, pueda volver a abrirlos para considerar el ciclón del ‘‘samsara’’ con la mirada serena de un fantasma desencarnado. Muy al contrario, el héroe tántrico (vira) pasa directamente a través la esfera de mayor peligro. El hombre tiene que elevarse a través y por medio de la naturaleza. El Kula’rnava Tantra dice: ‘‘Así como uno cae al suelo, así es como uno tiene que levantarse con ayuda del suelo’’. El placer del amor y del sentimiento humano son la gloria de la diosa en su danza que produce el mundo. La criatura pasional no tiene más que borrar su sentido del yo y luego el mismo acto que antes era una obstrucción se convierte en la marea que lo lleva a la realización de la beatitud absoluta.


Volviendo a Woogroffe diremos con él que al ‘‘Sa’dhaka’’, al estudiante tántrico, se le enseña a pensar que no somos idénticos a lo Divino en la Liberación solamente, sino aquí y ahora y en cada acto que realicemos. Porque en verdad que todo eso es Sakti. Es Siva que como Sakti actúa en y a través del Sa’khaka. Cuando esto ha captado en cada función natural, cada ejercicio de ella deja de ser un mero acto animal y se convierte en un rito religioso, en un ‘‘yajña’’. Toda función es parte de la Acción divina (Sakti) en la naturaleza. Así como cuando ingiere bebida en forma de vino, el Vira sabe que eso es ‘‘Tara Dravamayi’’, es decir, ‘‘la Salvadora misma en forma de líquido’’. Cuando el Vira come, bebe o realiza el acto sexual, no lo hace con la idea de ser un individuo que satisface sus propias necesidades limitadas, como un animal que hurta a la naturaleza el gozo que siente, sino pensando que en ese gozo él es Siva y diciendo: ‘‘Sivo’ham, Bh’airavo’ham’’ (Yo soy Siva).


Prácticamente el ‘‘yoga’’ –acto de uncir la conciencia empírica a la conciencia trascendental– y el  ‘‘bhoga’’ –el goce, la experiencia del goce y del sufrimiento de la vida– son lo mismo. El mismo ‘‘bhoga’’ puede convertirse en un camino de ‘‘yoga’’. Pero se necesita un Vira, un verdadero héroe, para hacer frente y asimilar con ecuanimidad perfecta toda la maravilla de la Creadora del Mundo: para hacer el amor, sin reacciones histéricas, a la Fuerza vital que es la Sakti de su propia naturaleza integral. Sabiendo que el objeto de su devoción es propio Yo, el Sa’dhaka tántrico se aproxima a la Diosa con espíritu devoto, mediante el murmullo de plegaria, con la incesante repetición verbal de las fórmulas sagradas, con actos de ofrenda mental y externa, y con meditación concentrada sobre la visión interna de Ella. Para ello el Sa’dhaka pondrá ante sus ojos y ante su mente una imagen de la divinidad, que tanto puede ser una estatua, una pintura, un símbolo de alguna clase de diagrama geométrico o un ser vivo, como por ejemplo, una virgen o la esposa del adorador.


El primer acto de devoción consiste en contemplar interiormente la imagen mental de la divinidad y luego proyectar la energía espiritual de esta forma interna sutil en la burda imagen exterior. Al finalizar el período de culto hay que deshacerlo mediante un acto de despido de la sagrada presencia después del cual la imagen ya no es sede de la divinidad.
Cuando se invita a la Diosa a ocupar su lugar, antes del momento del culto, se hace el ‘‘yoni mudra’’, el gesto del órgano femenino, pues el yoni es su ‘‘pitha’’ (sede de la divinidad) o su ‘‘yantra’’ (diagrama).


 

F. FERRER VIVES

 

Volver a Hemeroteca

 

Esta página web usa cookies

Este sitio web utiliza cookies y/o tecnologías similares que almacenan y recuperan información cuando navegas. En general, estas tecnologías pueden servir para finalidades muy diversas, como, por ejemplo, reconocerte como usuario, obtener información sobre tus hábitos de navegación, o personalizar la forma en que se muestra el contenido. Los usos concretos que hacemos de estas tecnologías se describen aquí: política de cookies

Funcionales
Siempre activo
Analíticas
Son aquellas que, tratadas por nosotros o por terceros, nos permiten cuantificar el número de usuarios y realizar la medición y análisis estadístico del uso de este sitio web. Para ello se analiza su navegación en nuestra página web con el fin de mejorar la oferta de productos o servicios que le ofrecemos.
Marketing
Son aquellas que, tratadas por nosotros o por terceros, nos permiten analizar sus hábitos de navegación en Internet para que podamos mostrarle publicidad relacionada con su perfil de navegación.