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HEMEROTECA- Tomo I
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JUNIO 1973 – Año II – Núm. 8

 

HERMETISMO

EL ENIGMA DE LAS PLANTAS MAGICAS (II)

Es preciso que nosotros mengüemos ante las opiniones de un Paracelso, de un Ramón Llull, de un Juan Trithemo, o en su defecto un Agripa, de un Avicena, pues como muy bien apunta la Escritura: el que tiene la esposa es el esposo y el amigo del esposo se regocija de su llegada…, así es que dejamos que las conjeturas y dictámenes de los esposos se constituyan en guía certera para continuar nuestro camino hacia la meta propuesta: realización personal.
Tendríamos, sin embargo, que hacer un breve bosquejo de las relaciones entre los signos zodiacales y las horas de recogida y de elaboración de elixires a base de plantas mágicas, pero ante la imposibilidad de espacio limitado lo dejaremos para otro artículo donde pensamos profundizar algo más en los planos de la botánica oculta.
Nos bastará por el momento que demos, como anunciábamos un poco más arriba, las propiedades ocultas de varias plantas dejando al lector con ansias de experimentación o simplemente de curiosidad la aplicación práctica de ungüentos, elixires y pócimas, aunque le advertimos que estas recetas son pertenecientes al siglo xvi en su mayoría y que hoy existen en las farmacias modernos preparados basados en los mismos principios y por lo tanto no creemos prudente ni económico realizar las curas al estilo de viejos tiempos. No pretendíamos tal cosa sino demostrar simplemente que ya los ocultistas de antaño habían descubierto por la vía experimental las propiedades de numerosas plantas y que el medioevo no fue un tiempo de oscuridad científica como se empeñan en catalogarlo los historiadores, sino que por el contrario, fue tiempo de esplendor en todos los aspectos, cosa que ocurre casi siempre, al igual que en aquel entonces, cuando las inquietudes espirituales dominan sobre las materiales.

Empezaremos, pues, con la serie de propiedades de las principales “plantas mágicas”.

Acacia. Arbol considerado como sagrado por los egipcios, simbolizando la inmortalidad del alma. El jugo de su fruto mezclado con tinta se usa para dibujar talismanes. Está dominado por Mercurio.

Ajo. De grandes propiedades medicinales ya conocidas entre los egipcios, curan los reumatismos, el mal de piedra y la hidropesía. Son excelentes callicidas por contacto directo. Recogidos en la hora de Saturno preservan de todo maleficio.

Belladona. Planta muy usada en ocultismo y que en rasgos generales se dice que sirve para ahuyentar las formas procedentes del plano astral.

Cáñamo indio. Más conocido por cannabis, no tendremos que indicar, ya que su uso se ha puesto otra vez de moda para provocar los mal llamados éxtasis místicos por la juventud inconformista. Es activísima y puede usarse con fines sedantes a pequeñas dosis ya que produce sueño.

Cicuta. Sumamente venenosa, no debe usarse sin prescripción de un médico ya que su uso es casi siempre letal. Sin embargo, a pequeñas dosis fue usada por los romanos como estimulante. En terrenos del ocultismo, el jugo procedente de la maceración de esta planta produce sueño en forma letárgica a las aves.

Enebro. Las bayas de este pequeño árbol son eficaces anticatarrales, antiasmáticos y sirven también contra los cálculos renales, aunque no se puede usar a dosis elevadas, pues produce irritación de las vías urinarias.

Mandrágora. He aquí tema para un mes, pero lo soslayamos recomendado al lector que investigue por él mismo las aplicaciones de dicha planta ya que éstas son infinitas, tanto con fines curativos como para la elaboración de elixires y de pócimas truculentas en perjuicio de enemigos. Su parecido con el cuerpo humano, en la parte de su raíz ha sido motivo de conjeturas y cábalas en todos los tiempos. Está dominada por el planeta Saturno.

Muérdago. Olvidada ya casi por la farmacopea, fue eficaz remedio contra los nervios y también actúa con presteza sobre la epilepsia.

Hasta aquí llegamos, quizás en otras líneas sea preciso ahondar un poco más en este tema, pero creemos que el lector interesado ya por sí mismo, y que se lance al estudio y a la investigación de la botánica oculta, le esperan innumerables sorpresas, ya que podrá comprobar que muchos de los secretos de la moderna farmacopea eran conocidos desde el siglo x, pero que una incomprensión por parte de los escolásticos hacia estos personajes que los ocultistas solemos llamar “Maestros en el arte”, llevaron a los mismos a las mazmorras, si no tuvieron peor suerte y se consumieron en una pira en alguna plaza pública por no “retractarse de sus errores” al estilo del médico español Miguel Server; a Dios gracias sus escritos se salvaron y llegando hasta nosotros podemos rendirles hoy justo homenaje en contraposición con las amarguras que tuvieron que pasar en las épocas que vivieron, sea ésta una pequeña contribución a tal homenaje, un poco tardío, por cierto.

El mundo vegetal encierra aún muchos misterios que los humanos no alcanzamos a vislumbrar, pero esperemos que estos toques de atención hacia la ciencia oficial ortodoxa, la haga recapacitar prestando atención a este saber oculto durante siglos, despreciado por los intelectuales, contenido en más de cien mil volúmenes que nadie consulta repartidos por todas las principales bibliotecas del mundo.

Antes de finalizar, diremos que todos los usos y propiedades atribuidas a las plantas que hemos enumerado sucintamente, son en efecto comprobables ya que han sido experimentadas durante siglos, pero a la vez en estos consejos se esconden bajo la forma de la alegoría profundísimas enseñanzas esotéricas, o sea que recomendamos al lector no ducho en lides ocultistas, abstenerse de cualquier experimentación en el sentido que fuere, ya que ésta pertenece, repetimos, y es patrimonio sólo de los iniciados.
Así como un estudiante de medicina se abstendría de realizar una operación en su primer año de estudio, así debe abstenerse el profano en el arte si no quiere ponerse al alcance de las consecuencias, así que confiamos en el sentido común de los lectores por entusiastas que sean, aunque a bien decir años ha, que dejamos de creer en el sentido común.

El mismo saber oculto que se esboza en la simbología pétrea de una catedral gótica, reaparece bajo otra alegoría en los terrenos del reino vegetal, no es de extrañar entonces toda la serie de sortilegios y compuestos que se les atribuyeron a las plantas por aquellos que no pasaron de ser “tristes aprendices de brujos”, ya que a los adeptos en el sentido más amplio de la palabra sólo corresponde la interpretación del hermético simbolismo, así como el total aprovechamiento de las propiedades curativas de las mismas.

Llegamos ya al final de nuestras exposiciones que más bien no son nuestras, sino de los maestros, esperemos sepan éstos perdonar nuestras imperfecciones propias de los que aún nos encontramos estudiando en el sendero.

Dejamos al criterio del lector el que un tema tan apasionante tenga continuidad en estas páginas, aunque dudamos que despierte un interés general ya que la botánica oculta es objeto de estudio por muy pocos debido a sus innumerables dificultades interpretativas, pero creemos haber obrado bien al airear un tema que había permanecido empolvado mucho tiempo. Se han dado en este escrito profundísimas claves al estilo permitido en el ocultismo o sea bajo la forma de alegoría, la fruta madura sin dudar caerá bajo el definitivo impulso que le darán estas claves y pronto los ocultistas le podremos llamar “hermano”, en cambio la fruta verde permanecerá impasiva ante el paso de los grandes arcanos del hermetismo enfrascada como está en los “profundísimos problemas del plano objetivo”.

Nosotros hemos creído cumplir con nosotros mismos, que a fin de cuentas es lo trascendente, ya que esto de que los humanos seamos seres sociales, en nuestro fuero, y de acuerdo con nuestro ser interno, es puramente utópico.

Recordaremos que el nudo gordiano de la cuestión está precisamente en los tres principios manifestativos de todo reino que repetimos son los elementos básicos de toda transmutación alquímica, ya que ésta opera en todos los planos, recordará el lector que éstos son los denominados en el gay saber bajo el nombre de azufre, mercurio y sal.

Según los grandes iniciados, quien llegue a la comprensión de estos tres elementos y a su total dominio, obtendrá la maestría.

Esperemos que esto se realice pronto, en general, y para cada uno de nosotros, y así de esta forma poder la humanidad recuperar el sitial que ocupaba antes de que se le ocurriera probar de la fruta del “árbol del bien y del mal”.

Esta realización por parte de ustedes es un deseo sincero de quien se protege bajo la sombra benefactora de la rosa.


 

JOAN ARTENTIER


 


 

Saturno

Grande y triste

Flores negras, grises

Olor desagradable

Frutos ácidos venenosos

Júpiter

Grande, frondoso

Flores blancas, azules

Inodoro

Ligeramente ácidos

Marte

Pequeño espinoso

Rojas, pequeñas

Olor picante

Venenosos

Sol

Mediano

Flores amarillas

Muy aromático

Agridulces

Venus

Pequeño, florido

Bellas, alegres

Fino, exquisito

Azucarados

Mercurio

Mediano, sinuoso

Pequeños colores varios

Olor penetrante

Sabores varios

Luna

Caprichoso

Flores blancas

Olor suavísimo

Insípidos


 



 

Perfume
de las
Flores

Sabor
de los
Frutos

Color
Plantas o Flores

Forma
Plantas o Flores

Volumen
Plantas o Flores

Plantas
De
Tierra

 

Suave

 

Azucarado

 

Amarillo

 

Abultada

 

Pequeño

Plantas
De
Agua

 

Nulo

 

Acido

 

Verdoso

 

Enredadera

Tallo pequeño
Frutos grandes

Plantas
De
Fuego

 

Penetrante

 

Picante

 

Encarnado

 

Retorcida

 

Mediano

Plantas
de
Aire

 

Desagradable

 

Aspero

 

Azulado

 

Delgada

 

Muy alto



(Continuará en el próximo número)                                              JOAN ARTENTIER


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