Guix, con un atuendo más formal, pero igualmente relajado, destacó dos particularidades del autor y dos sobre el amor. Sobre el primero dijo que era una persona con la que siempre disfrutaba al encontrarlo. Dos, que los relatos de Fady sobre su propia experiencia vital merecían un libro, y no sólo por su propia biografía –la de un galán– sino por la de su familia y lugar de origen. También hizo mención Guix a la afabilidad de Bujana, algo que se tradujo en la repetición de un gesto cariñoso e inusual en la despedida de casi todos los asistentes. Fuimos invitados a tomar cariñosamente la mejilla del conferenciante, algo que fue acogido con gran simpatía por su parte. Sin duda, una presentación literaria lejos del engolamiento y la pretenciosidad de muchas otras. El tema del amor es serio, tal vez uno de los tres más trascendentes, pero Fady puede permitirse el lujo de tratarlo con rigor y también con humor. Sobre el amor, Guix destacó dos cosas, que los hombres escriben y teorizan sobre él y lo practican con torpeza. Y las mujeres, tal vez mucho más sabias, lo comparten generosamente. Añadió, poco después, que el Amor tenemos tendencia a asociarlo con algo grandioso, superlativo, y sin embargo, el amor es algo tan puro e íntimo que más vale cuando se muestra cotidianamente y se esconde tras pequeños gestos.
Sin perder un minuto, y con gran cordialidad, Fady agradeció la presentación y la profundidad de muchos momentos compartidos. Seguidamente nos contó muy vívidamente la historia de amor de sus abuelos. Un amor que surgió en la pubertad, un entramado de poesías y encuentros furtivos entre chiquillos de colegios distintos. Su maravillosa historia de amor que continuó hasta el final de sus días, sin anhelos de otras experiencias, ni lamentos por regalarse la exclusividad. Las dificultades ligadas a la diferente posición social, la complicada realidad del Líbano y otros acontecimientos casi mágicos culminaron con la fundación de una próspera familia extensa en la que el abuelo y la abuela de Fady eran un espejo donde todos querían reflejarse. También nos contó el coach una anécdota con su padre –un reputado urólogo libanés–. Éste se sirvió de un libro, desplazándolo entre sus piernas, para reprocharle al escritor su sobrepeso. Todas las motivaciones de salud no hicieron mella en la voluntad del joven para afinar su figura. Solo la perspectiva de que los quilos de más le privarían de ser amado, le indujo a adelgazar. Muy precozmente tuvo muy claro que le gustaban las mujeres y que conseguir algo como lo que compartían sus abuelos era muy complicado. Él, tomó otro camino, fueron tantas las conquistas con las que se divirtió y aprendió que acabó entendiendo lo que muchos mueren sin descubrir: cuando no encuentras en nadie las cualidades para ser una pareja duradera hay algo en ti, no en ellas, que falla. Bendito hallazgo.
Fady explicó el sentido que tiene el adjetivo excelente. De ningún modo desprecia ese amor del día a día, ese amor que se cultiva desde la madurez personal. Como ya nos comentó Fady Bujana en la entrevista que nos concedió antes de presentar el Libro, el amor excelente es aquel que contiene tantas ‘‘es’’ como el adjetivo. Entusiasmo, la empatía, el erotismo y la espiritualidad. Todos, en algún momento, hemos observado a parejas en un restaurante, compartiendo mesa y mantel, con la mirada distraída o consultando los dispositivos móviles, alejando en cada acto el entusiasmo. ¿Cuántas veces el arrobo y acaramelamiento de las primeras veces se transforma en reproche y queja? La intolerancia a la diferencia, el desprecio por los espacios ajenos y el desgaste de la empatía matan la pasión. El erotismo escapa por el desagüe cuando falla la intimidad, cuando nos aplastan los reproches y descubrimos que aquél al que ilusoriamente creíamos conocer es, en realidad, un desconocido. Podemos optar por romper la pareja y pronto o más tarde volver a empezar, pero eso sabemos que no acostumbra a funcionar.
La propuesta de Fady Bujana es rompedora porque en lugar de invitar a desechar lo que tenemos cerca, nos incita a ir más allá llegando realmente al núcleo de la relación. Dice el escritor y coach libanés ‘‘Superar una crisis de pareja multiplica por mil el valor de la relación’’. Si estamos acostumbrados a huir de las dificultades o a crear relaciones paralelas para rescatar en nuestro estómago la excitación de los iniciosde una relación no seremos capaces de avanzar personalmente.
Este ‘‘reciclaje’’ del amor que ha perdido el vértigo simbiótico del inicio del enamoramiento no es un confórmate, acéptalo. Como explica muy bien en ‘‘El Amor Excelente’’ Las relaciones no deben ser aburridas ni sin pasión. La crisis es la gran oportunidad para que nos mostremos auténticos, es cuando las personas nos desvelamos, aparecen las sombras. Cuando dejamos caer las máscaras, las luces, que hemos tratado de sostener para agradar al otro tras el primer encuentro. Fady no señala ninguna pócima ni fórmula esotérica como antídoto ante la falta de pasión, él propone recuperar aquellos gestos que ‘‘nutren’’ la pasión. Todos recordamos nuestra absoluta disposición a hacer las cosas más descabelladas, y las más sencillas, cuando estamos en los inicios. Él pone el ejemplo de bajar la basura, si al principio de la convivencia la petición más burda de nuestro amado/ amada se convierte en una excitante manera de complacerle, con los meses y los años cambiamos los gestos, damos la espalda y dónde hubo una sonrisa ponemos una mueca.
Si realmente queremos que se mantenga la llama debemos comprender que es importante el esfuerzo por agradar al otro. Desde la sinceridad, pero también desde la conciencia de la trascendencia de los gestos. No abandonarse, no despreciar al otro porque esté cerca. La pasión se va porque dejamos de hacer las cosas que nutren la pasión.
Acompañó la presentación con una proyección de imágenes especialmente creadas para ilustrar lasetapas de las relaciones, y algunos de los conceptos que desarrolla tan magistralmente en su libro. Intercaló conceptos que invitaban a la reflexión con otros más desenfadados haciendo de la hora y media de presentación un suspiro. Vale la pena destacar que, aunque escalonadamente, se llenó la sala, y algunas de las preguntas que le fueron formuladas fueron de gran calado. Aunque abundaban las mujeres –como suele ocurrir en la mayoría de actividades de este tipo–, destacó el interés mostrado por algunos hombres. Se confirma nuestra impresión de que Fady es un magnífico puente entre géneros. Un facilitador de éxitos. Si queremos triunfar lo mejor es aplicarnos lo que Fady sabe explicar tan bien en sus libros. Si quieres rescatar o mejorar tu relación de pareja no te lo pierdas. Si quieres crecer como persona independientemente de tener o no compañía, también.
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