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REVISTA DIGITAL PRODUCTOS KARMA

 
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APRENDE A VISUALIZAR
Somos lo que imaginamos y deseamos. Todo lo que pasa por nuestra mente tiene grandes posibilidades de convertirse, finalmente, en realidad. Gracias a la visualización creativa, nuestros deseos se hacen realidad, más allá de lo que dicte la razón.
UN TEMA CURIOSO
Para empezar a tener visualización creativa, el primer paso es evitar los temores. No debemos temer a pensar ni a imaginar, y para ello es importante aceptar que todo lo que pasa a través de la mente puede convertirse en realidad. Para esto, claro, no hay ninguna explicación razonable, pero lo cierto es que funciona. En teoría, en cada oportunidad que proyectamos una idea, por descabellada que parezca, en nuestra pantalla mental, comienza todo un proceso en el que, básicamente, se emiten unas frecuencias imperceptibles que acaban “flotando en el éter”.Algunas personas, ya sea por una “inspiración” (esto es, de manera involuntaria) o porque cuenta con un importante poder psíquico o telepático, puede hacerse eco de esa idea que pasó por nuestra mente.
Por supuesto, no es necesario pasarnos todo el día como si fuéramos una antena, intentando hacernos eco de las señales que viajan por los aires o que los demás dejan volar. Sin embargo, si prestáramos un poco más de “atención”, seríamos capaces de captar ideas o, al menos, sensaciones, que nos pueden servir en nuestra vida cotidiana.
LA VISUALIZACIÓN CREATIVA
Para algunas personas, la capacidad de visualizar no existe. Para otros, es casi imposible alcanzarla: afirman que en cuanto lo intentan, la mente comienza a bombardearles con mil y una imágenes, excepto la que quieren visualizar. Efectivamente, no es nada complicado caer en este error. El problema radica, normalmente, en la falta de ensayo, la ausencia de programación y la falta de objetivos realistas.

La improvisación no casa con la visualización. Visualizar no es, por ejemplo, proyectar una vez en nuestra mente la imagen de nuestro jefe subiéndonos el sueldo. Tampoco es pasarnos horas pensando en la persona a la que queremos conquistar e imaginando que nos llama por teléfono para invitarnos a una cena. Este tipo de situaciones pueden ser provocadas mentalmente, pero para lograrlo es importante que no se haga de forma improvisada.
APRENDE A BUSCAR TUS metaS
Para empezar a imaginar, antes hay que ser realista con los objetivos, y buscar uno real. Por ejemplo: si nos gusta una persona y queremos entablar una relación con ella, el objetivo está servido: es la persona. Ahora tenemos que dejar constancia de ello, y para eso lo mejor es escribirlo en un papel. Bastará con apuntar su nombre, aunque si tenemos una fotografía o un objeto relacionado con ella, mucho mejor.

El paso siguiente es casi como escribir un guión para el cine o el teatro. En otras palabras, tenemos que volcar sobre el papel, escribiéndolas, todas esas imágenes y escenas que nos imaginamos. Con tres imágenes será suficiente. Una vez que hayamos acabado con nuestro guión, es hora de “proyectar” esa película mental. Elegiremos un momento del día en que tengamos la certeza de que nadie nos interrumpirá. Luego realizaremos un calendario de visualizaciones, en el que pautaremos los días y horas en que haremos el ejercicio, porque, tal como hemos dicho antes, no es suficiente con visualizar sólo una vez. Lo más recomendable es buscar tres días seguidos para realizar la visualización, es decir, no dejar pasar mucho tiempo entre una visualización y otra. La consecución de todos estos pasos es lo que llamamos visualización creativa.
EL PASO A PASO DE LA VISUALIZACIÓN
En el apartado anterior comentábamos que necesitamos recrear unas tres “pantallas” para llevar a cabo el proceso de visualización. Pero cada una de ellas debe seguir una característica particular. La primera debe ser una imagen que no nos hace sentir bien, es decir, la situación que estamos viviendo y no nos conforma o no nos gusta. Siguiendo con el ejemplo, una imagen de comienzo podría ser una situación en la que estamos junto a esa persona que nos gusta, pero sin entablar ninguna conversación, y sin siquiera mirarnos.

La segunda imagen en el proceso de visualización deberá estar centrada en cómo sería la evolución adecuada para que la situación cambie a mejor. En nuestro ejemplo, podríamos imaginarnos junto a la persona que nos gusta, hablando de manera cordial y amistosa.

Por último, la tercera imagen debe referirse a la consecución de nuestro objetivo. Por ejemplo, en esta imagen veríamos cómo la otra persona nos coge la mano o, por qué no, nos besa.

En las sesiones de visualización debemos repetir mentalmente estas tres imágenes, en el orden correspondiente. Eso sí, para poder hacerlo de manera adecuada antes tendremos que entrenarnos con ellas y verlas con sumo detalle muchas veces.
EL MOMENTO DE LA VISUALIZACIÓN
Una vez que tenemos el objetivo bien definido, y que hemos recreado la secuencia de imágenes lo suficiente, estamos en condiciones de pasar a la acción. Lo primero será sentarnos o tumbarnos en un lugar cómodo, tranquilo y libre de interrupciones. Si es necesario, podemos recurrir a una música o un aroma relajante.

En una primera etapa no debemos centrarnos demasiado en las razones por las que estamos realizando la visualización. Es mejor dejar que la mente vuele tanto como lo requiera. Hay que tener en cuenta que cuanto busquemos reprimir el pensamiento, mayores dificultades para la concentración tendremos. Por ello, es importante dedicar los primeros minutos a “perdernos en divagaciones”. Una que vez que ese tiempo haya pasado, nos concentraremos en un punto que situaremos en el entrecejo, y hacia allí proyectaremos nuestras imágenes.

El primero paso es visualizar un punto de luz de un color agradable. Veremos cómo poco a poco el punto se hace más grande en nuestra mente y llega a ocupar toda nuestra pantalla mental. Una vez completada la “pantalla”, comenzaremos a visualizar las imágenes que habíamos practicado. Después de visualizar todas las imágenes consideraremos que la sesión ha finalizado. Repetiremos toda la operación al día siguiente.

VISUALIZACIONES POSITIVAS
* Si lo que necesitamos es armonía y paz interior, una visualización adecuada es la de una cálida puesta de sol. Intenta percibir otros factores, como la temperatura del ambiente.

* La vitalidad y la energía se consiguen visualizando un punto de energía de color naranja que emerge y crece en el interior de la mente. Es ideal si queremos salir de un disgusto o de una situación de desconsuelo.

* Si percibimos que nos rodean malas vibraciones provocadas por un enemigo o persona que nos quiere mal, también podemos echar mano de una visualización. En este caso, debemos crear mentalmente la imagen del rostro de esa persona y envolverlo en sombras. Nos concentraremos en pensar que cuanto más oscura está la imagen, menor poder tendrá ese individuo sobre nuestro ser.

* Una buena manera de propiciar la comunicación con quienes nos rodean, es visualizar un encuentro festivo. Allí, en la reunión imaginaria, veremos a las personas con las que tenemos relaciones un tanto conflictivas o distantes, y nos imaginaremos que la relación es mucho más positiva.
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IMAGINAR Y VISUALIZAR
Cada vez que un pensamiento o una idea pasa por nuestra cabeza, lo que hacemos es proyectarla en esa pantalla que es la mente. Al pensar en algo que queremos comprar, en el sitio al que queremos viajar, en el trabajo que queremos tener, producimos, casi de forma automática, un pensamiento y luego una secuencia de imágenes. La fuerza mental que utilicemos y la perseverancia que tengamos en el momento de realizar estas visualizaciones es lo que nos llevará a su consecución, o, al menos, a que se produzca algún hecho relacionado con ellas.

De esta manera, está claro que imaginar es, al fin de cuentas,  visualizar. Pero hay diferencia entre ambas cosas: al imaginar, sencillamente hacemos que la mente elabore sus imágenes a través de la evasión, dejamos que vague sin un rumbo específico. Al visualizar, por el contrario, imaginamos con un objetivo, lo realizamos a conciencia, y al tiempo provocamos un deseo.
 

  MEJORAS PARA LA VISUALIZACIÓN

-1-
El momento para hacer las visualizaciones es cuando consideremos estar bajo un estado óptimo de receptividad, con un equilibrio emocional adecuado.

-2-
Si visualizamos en el momento previo a acostarnos por la noche, ello nos permitirá, además de relajarnos, proyectar durante el sueño todo lo que hemos visualizado.

-3-
Para crear un ambiente propicio, la música evocativa es una gran aliada que nos ayude en la concentración y proyección. En el momento de llevar a cabo las prácticas de visualización, puede ser útil recurrir a unos auriculares a través de los cuales escuchar una melodía seleccionada

- 4-
La oscuridad también puede ser muy útil, porque evitar que la atención se centre en otras cosas que nos rodean.
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