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SABER MÁS - Vida y Terapias Alternativas
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WILHELM REICH
  DESCUBRIDOR DE LA ENERGÍA ORGÓNICA
   

Hombre especialmente trascendente para la trayectoria cultural de la humanidad, WILHELM REICH produjo tan profundas conmociones con sus hallazgos, experimentalmente documentados, en todos los ámbitos de la expresión humana, que hubo de sufrir en su propia carne el destino adverso de todos los mesías y precursores. Perseguido por el F.B.I. americano –tras haber sido expulsado de varios países–, encarcelado por una acusación falsa y banal, murió como consecuencia de experimentos con drogas peligrosas que se llevan a cabo con los condenados en las prisiones de USA. No obstante, su mensaje renovador, especialmente con el descubrimiento de la ENERGÍA ORGÓNICA, permitirá la unión de las Ciencias Físicas y Naturales con el ámbito menos tangible de la Metafísica Esotérica. La actual ciencia RADIÓNICA, debe a Reich sus más firmes fundamentos.

 

Wilhelm Reich nació en Austria en 1897. Estudió medicina en Viena, donde dirigió sucesivamente el Seminario de terapéutica Sexual. Con el advenimiento del nazismo fue obligado a huir de Alemania. Vivió en algunos países europeos, entre ellos Noruega, y finalmente se estableció en Estados Unidos. Allí fundó, en la ciudad de Nueva Cork, el ‘‘Orgone Institute’‘. Después de algunos años, en los que conoció por fin la tranquilidad, fue denunciado por sus experimentos y recluido en la penitenciaría de Lewisburg, donde, el 3 de noviembre de 1957, fallecía víctima de un infarto cardíaco.

 

Este hombre tuvo una vida particularmente difícil. Muchos vieron en él a un nuevo profeta que podía resolver todos los males del mundo, mientras que otros por el contrario, se dispusieron a perseguirle y se esforzaron por ridiculizarlo a los ojos de las masas. Decían de él: ‘‘Es un loco maníaco’’, ‘‘es un agente de la burguesía’’, ‘‘es un espía de Moscú’’, etc. Mas, ¿por qué se levantó tanto revuelo en torno a Reich? ¿Cuáles fueron –si las tuvo– sus culpas? Estas son las primeras preguntas que se formula quien se decide a leer su vida.

 

Por mi parte, he intentado profundizar en su vida para buscar algunas respuestas. Y una cosa me parece evidente: ‘‘Contra Reich se había desatado un auténtico linchamiento social y cultural porque, en determinados aspectos, había sido un portavoz de ideas difícilmente aceptables por la sociedad en que vivió’’. Analizando la obra de Reich nos damos perfecta cuenta de la vastedad de aplicaciones que están unidas a su pensamiento: de hecho, se pasa de la antropología cultural a la sociología, a la política, a la filosofía, a la biología, a la física, al psicoanálisis, a la astrofísica.
Para pergeñar un cuadro cuanto más amplio posible, mejor del pensamiento de Reich, además de leerme los libros suyos editados en Italia he entrevistado a Luigi De Marchi, pionero de la difusión del pensamiento de Reich, en Italia.

 

Muchos lo han considerado un nuevo profeta, capaz de resolver los males del mundo.
Otros le persiguieron, procurando desacreditarle por todos los medios, tachándole de loco peligroso.

 

 

DE MARCHI: En la base de las concepciones de Reich hay una visión energética del microcosmos, no sólo de los organismos evolucionados, sino de todo el universo en general. El gobierno de los procesos cósmicos, biológicos y también psicológicos, reside fundamentalmente en los equilibrios energéticos y en los ritmos energéticos. La alteración de esos ritmos y de esos equilibrios acarrea a nivel biológico la enfermedad física; a nivel psíquico, la enfermedad psíquica. En el macrocosmos, a su vez, la alteración de esos ritmos y de esos equilibrios puede conducir a desarreglos de tipo ecológico y de tipo cósmico en general. Es de destacar que Reich llamó a los trastornos de las funciones vitales, globalmente con el término ‘‘biopatía’’, para eliminar cualquier distinción entre psíquico y físico. Es verdaderamente una visión global y muy unitaria que inmediatamente me fascinó. Naturalmente, esta concepción está verificada por el método instrumental, pero no sólo por él. Reich puede representar un puente de unión entre las concepciones de tipo religioso y místico –que ya habían aflorado en las intuiciones sobre la unidad del Universo– y el método instrumental y experimental de la ciencia. De hecho, Reich se esforzó siempre por realizar pruebas instrumentales empíricas de sus intuiciones e hipótesis, de igual modo que también subraya la importancia del factor subjetivo intuitivo y sensorial que el investigador debe de tener en sus propios sentidos. En su opinión, la investigación se había dividido, en la historia de la humanidad, entre personas que procedían por pura intuición y rechazaban la comprobación experimental, y personas que se aplicaban tan sólo a los instrumentos porque habían perdido su fe en la exactitud y en la profundidad de las propias sensaciones y percepciones. El verdadero científico –dice Reich– se fía de las propias sensaciones incluso si, al propio tiempo, ha de mantenerlas en constante confrontación, en una continua verificación entre sensaciones y control experimental.

 


En la investigación tenemos dos distorsiones fundamentales: la mecanicista y la místico-represiva. Reich sostiene que una de las características de la pérdida de la personalidad, que se ve alterada en su sintonía y en sus equilibrios energéticos, viene caracterizada precisamente por la escisión –que él llama fractura– mística-mecanicista. La persona reprimida acaba por sufrir una perversión de su propia instintividad y se escinde en una proyección de tipo metafísico que, por una parte, proyecta fuera de sí a los demonios, y por otra, hace lo propio con los ángeles. De ese modo, ya no se tiene una visión unitaria de la vida, sino que ésta se antagoniza. La percepción diabólica es una percepción de materialidad perversa. Esta es –decíamos– la distorsión mística. La distorsión mecanicista es una visión de la materia como algo muerto. Un individuo reprimido advierte su propio cuerpo como si fuese algo muerto, extraño, inerte y hasta brutal.

 

A este propósito, creo haber aportado una contribución interesante respecto al análisis de las causas históricas que han conducido a esta visión muerta de la materia en nuestra ciencia occidental. Tales causas se verifican, como tú sabes –me decía De Marchi– en torno a la época de Galileo que, sintomática y singularmente, coincide con la Contrarreforma, es decir, con el recrudecimiento de la represión y con una condena de aquella más serena visión renacentista de la vida, del Cosmos y de la naturaleza. Los neoplatónicos, los mismos alquimistas, tenían una concepción más unitaria de la naturaleza. Con la Reforma y la Contrarreforma, se provoca esta grieta, esta fractura entre fisicidad y espiritualidad, y la materia es definida por Galileo como ‘‘bruta’’.

 

También precisa tener presente que el hombre, al menos en los que yo he observado, cuando dice que ha ‘‘dominado’’, quiere decir que ha destruido, pues es evidente que no lleva en sí el sentido del dominio. De ese modo, el dominio de la naturaleza se ha traducido ecológicamente por la destrucción de la misma. A menudo observamos entre los científicos occidentales la coexistencia de esta visión místico-mecanicista. De hecho, el organismo del paciente es considerado como una máquina compuesta por muchos engranajes que pueden ser sustituidos cuando están averiados. Paralelamente, y no es por casualidad, los dos más firmes defensores de la Medicina, tienen en sus gabinetes imágenes sacras. Alternan una visión puramente mecanicista del cuerpo humano en clave absolutamente antagónica a la materia.
El pensamiento de Reich tiende a ser un puente entre la ciencia de fondo intuitivo, afirmada sobre todo en Oriente, y la ciencia occidental, y se esfuerza en hacer superar al propio científico occidental esta ‘‘fisura’’ que el mismo Reich había denominado: ‘‘Estructura místico-mecanicista’’.
Las implicaciones del gran pensamiento de Reich se pueden encontrar en varios sectores. Intentemos, ahora, dar algunas precisiones, por breves que sean, sobre varios de estos sectores.

 

En las ciencias políticas y sociales tradicionales, frente al colapso de todas las ilusiones ideológicas, críticas y, en el fondo también programáticas, los argumentos de Reich son más válidos que nunca. Estas ciencias se basaban en un argumento fundamental: el que para gobernar los procesos sociales hicieron poco a poco para los idealistas las estructuras ideológicas (por ejemplo la idea de nación), y para los materialistas, las estructuras económicas (todo el filón marxista ha creído siempre que era necesario modificar la estructura económica para cambiar en profundidad la sociedad). Mas he aquí que estos argumentos, que yo llamo ‘‘prepsicológicos’’, han caído en bancarrota.
Hemos visto que en realidad las ideologías son como máscaras intercambiables que la gente se pone o luce para sacar adelante, a base de empujones, o de pulsaciones, de tipo antagónico con la ideología oficialmente profesada, sus personales tendencias. Por eso, hasta en nombre del cristianismo, a través de los siglos, se han llegado a instaurar auténticos regímenes de terror y de sadismo; en nombre de la liberación de la idea y de la libertad nacional de los pueblos, se ha llegado a verdaderos extremos de perversiones nacionalistas de tipo sanguinario. Y en nombre de la liberación social de clases se han instaurado regímenes de explotación y de opresión.

 

Según Reich, el gran muelle, es decir, la gran fuerza portadora del proceso social, es la estructura del carácter, la dinámica psicológica de un pueblo. Si ésta no es modificada –y hasta hoy no lo ha sido– el sistema de opresión sobre el hombre puede continuar tranquilamente. Personalmente he intentado desarrollar las implicaciones del pensamiento de Reich, que estaban ante todo focalizadas sobre el fascismo, demostrando su plena aplicabilidad a todos los sistemas totalitarios incluidos los llamados socialistas. He intentado demostrar que en el sector político-económico, los problemas del consumismo deben ser analizados no sólo en términos de estructura capitalista, sino principalmente en términos de estructura psicológica de masas, a las que el consumismo va dirigido y propuesto o, por decirlo con más propiedad, impuesto. Este método psico-político me parece también aplicable al análisis de los hechos culturales y al análisis de los hechos demográficos. La explosión demográfica está vinculada a la incapacidad de afrontar los problemas de la procreación en cuanto éstos están relacionados con los de la sexualidad, que causaban y continúan causando pavor.

 

El pensamiento genial y renovador de REICH pretende reunir, sintéticamente,
la tradicional dicotomía: Idealismo-Mecanicismo, que ha situado como tremenda rémora en el avance de las ciencias.
 

 

Todavía podemos decir algo respecto a las aplicaciones del pensamiento de Reich, observando también el sector estético, sea a nivel de pintura o a nivel de arquitectura. Según Reich, la psicología es un aspecto del organismo en su conjunto. Los ritos de equilibrio o de desequilibrio de tipo psicológico no pueden ser curados o afrontados aisladamente, sino que han de buscarse en su profundo enraizamiento dentro de los procesos biológicos, y esto es así, porque en definitiva, sólo presentan la cara de una misma medalla que es la de los ritmos energéticos. Al trastorno, al bloqueo emocional –dice Reich–, corresponde siempre un bloqueo muscular y también una tensión propiamente somática, que puede reflejarse en una alteración hasta de los procesos fisiológicos. Por tanto, si no afrontamos simultáneamente el aspecto psicológico y el somático de una neurosis, jamás conseguiremos resolver la neurosis y, paralelamente, no podemos afrontar un problema de tensión muscular si no afrontamos también la correspondiente tensión psicológica.

 

Es aquí donde tiene su nacimiento u origen la teoría bioenergética (1).
El terapeuta bioenergético rehúsa afrontar una neurosis en términos solamente psíquicos, y quiere afrontarla en términos psicosomáticos, de forma que su trabajo, que parte por consiguiente de un concepto unitario, está siempre concentrado hacia una síntesis entre el análisis de tipo psicoanalítico y psicológico tradicional, pero coetáneamente busca el modo de resolver las correspondientes tensiones a nivel somático.
El bioenergético se esfuerza por obtener la reactivación de los procesos expresados en el sentido ‘‘preverbal’’ de la palabra, como la expresión del dolor, del placer, de la angustia, en toda la violencia.
Y al propio tiempo, la bioenergética se esfuerza por reactivar y reeducar la capacidad motora del organismo y su potencialidad respiratoria: en otras palabras, busca el modo de reactivar todo un conjunto de procesos somáticos que han quedado comprometidos paralelamente a los bloques de tipo psicológico.

 

UMBERTO DE GRAZIA
HEMEROTECA K.7

 

1. La bioenergía o energía orgónica de Reich, es el fluido ondulatorio que se maneja en la actual ciencia radiónica, y se corresponde con los éteres químico y vital del esoterismo.

 



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