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ENTREVISTA A ROSA RÍOS
Por Emmain |
Rosa Ríos es una persona con una luz especial. Su sonrisa es genuina y actúa como presentación de una experiencia valiosa tanto cuando desarrolla su trabajo como cuando habla. No le ha sido fácil aceptar el reto de la entrevista, pero ha accedido dada la firmeza de mi convicción de que es la mejor representante de ese arte fundamental y trascendente.
El masaje es el Contacto metódico, intencional y curativo, una forma de relación generosa que debe ser rescatada de tópicos e intrusos. Rosa es adicta al aprendizaje continuo y a la meditación. Su currículum siempre evoluciona, sólo su bondad permanece. Trabaja en Badalona ciudad, a la que regresó después de una experiencia iniciática en Brasil.
¿El masajista nace o se hace?
Todos nacemos con la capacidad de tocar y sentir. Si te abres esa puerta al sentir, podemos decir que se nace; a partir de ahí se aprenden las técnicas terapéuticas necesarias para su aplicación a nivel profesional.
¿Qué se necesita para ser un buen masajista?
Conocer bien las técnicas de masaje y sobre todo sentir, de alguna manera, a la persona que lo recibe para entender sus necesidades y conectar con ellas.
¿Es tan importante la actitud mental del masajista como la técnica manual?
Para mí sí, hay que estar abierto a esa sensibilidad, empatizar con la persona que nos encontramos. Las manos pueden sentir, ver y oír; por lo tanto, la actitud mental del terapeuta es tan importante como la técnica.
¿Qué papel juega la respiración durante el masaje?
La respiración, tanto del terapeuta como del paciente, es muy importante; nos ayuda a equilibrar y a canalizar la energía que se mueve en el momento de la sesión. Conectando con esta energía es posible eliminar tensiones físicas y emocionales, ayuda a desprenderse del dolor y a tomar conciencia corporal.
¿Cómo puede curar un masaje?
El masaje sana tanto a nivel físico como emocional. Se considera una técnica curativa: calma tensiones, aumenta la consciencia en uno mismo, desbloquea emociones y silencia la mente. Trabajando estos aspectos sanamos a nivel emocional, lo que está conectado recíprocamente con el físico.
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‘‘Oriente tiene muchos conocimientos y técnicas buenas para serenarnos, que nos ayudan a mirar hacia el interior y encontrar esa conexión con nosotros mismos.’’
¿Existen contraindicaciones?
Sí, podría ser perjudicial realizar un masaje a personas con tumores, fiebre, rupturas musculares, trombosis, contusiones…, aunque se podrían aplicar otras técnicas más específicas y, sin duda alguna, beneficiosas, como el drenaje linfático o la reflexología.
¿Todo el mundo tolera igual el tacto?
No, cada persona tiene su sensibilidad, que requiere sus necesidades específicas de contacto.
¿Con qué actitud debe afrontar el cliente el masaje?
Como sienta cada uno; siempre es beneficiosa la tranquilidad y la confianza. Como masajista me siento capacitada para reconducir la situación si existe algún bloqueo en el cliente para recibir el masaje y maximizar su beneficio.
¿Qué tipo de masajes realizas?
Masajes terapéuticos, masajes relajantes, drenaje linfático, reflexología podal y reiki.
¿Cuál prefieres?
Para recibir, prefiero relajantes. Para el paciente, el que más le convenga. Tiene que ver con sus necesidades.
¿Cuál es el más popular?
El relajante y el terapéutico para el dolor. El cliente acude con más frecuencia cuando hay dolor.
¿Cuál el más desconocido?
El drenaje linfático. Quizás porque se desconocen sus beneficios.
¿Existe un límite de sesiones que puede desarrollar un terapeuta en un solo día?
Sí, ya que después de muchas sesiones no se trabaja igual a causa del cansancio. Como terapeuta, y con la experiencia, he desarrollado la capacidad de reconducir la energía para equilibrar la fatiga del oficio.
¿Has tenido oportunidad de ver cómo funcionan los masajes en los niños?
¡Sí, y tanto! Yo tengo dos hijas y desde bebés les doy masajes.
También he tenido la oportunidad de tratar a algún niño y es una pasada; ellos están más entregados que nosotros, su sensibilidad es mayor.
Has vivido en Brasil, ¿eso te ha enriquecido como profesional?
Por supuesto, tanto a nivel profesional como a nivel personal. Conocer otras culturas y otras realidades me ha ofrecido la posibilidad de cosechar otras perspectivas.
¿Es una cultura en la que la proximidad y la corporalidad es percibida de modo distinto?
Totalmente, el comportamiento y el contacto son distintos. Es una cultura que vive más al día, sin preocupaciones por un futuro lejano; su hacer es para cubrir sus necesidades diarias, y su prioridad se centra más en el vivir y disfrutar del momento.
¿El curso de Masajes del Mundo con el Maestro Maitreya ha marcado la diferencia en tu forma de trabajar?
Sí, toda enseñanza recibida siempre aporta alguna técnica o percepción nueva que luego integras en tu trabajo. Obtuve nuevos conocimientos que aplico actualmente.
¿Para serenarnos tenemos que mirar a Oriente?
Oriente tiene muchos conocimientos y técnicas buenas para serenarnos, que nos ayudan a mirar hacia el interior y encontrar esa conexión con nosotros mismos.
¿Qué es para ti la meditación?
Es una forma de conexión conmigo misma, sanación, liberación y entendimiento de mi ser.
¿Y el reiki?
Es la energía universal que me ha aportado salud, bienestar, desarrollo personal, plenitud física, emocional, mental y espiritual.
¿Una buena alimentación puede evitar algunos de los problemas que trataríamos con masajes?
Sí, algunos. Si no llevamos una buena alimentación, las toxinas del cuerpo se van acumulando en nuestros tejidos.
Trabajas en un centro donde se hacen terapias orientales, ¿de cuáles disfrutas tú como paciente?
Yo disfruto de masajes, acupuntura y reiki.
¿Algún libro te ha marcado la vida? ¿Cuál?
Sí, varios. Uno de ellos es Mujeres que corren con lobos, por aquello de que me ha ayudado a conocerme a mí misma. Para ofrecer bienestar, uno debe estar bien consigo mismo.
¿Algún proyecto formativo en el horizonte?
Sí, tengo varios cursos en mente para ofrecer nuevas técnicas.
¿Qué consejo darías a los lectores de Karma?
Sentir e intentar conectar con uno mismo la mayor parte posible de nuestro tiempo.
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