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HEMEROTECA- Tomo II
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AGOSTO 1974 – Año III – Núm. 21

 

COLOQUIO-ENCUESTA KARMA-7

LA MEDITACIÓN TRANSCENDENTAL

 
 

El aumento del potencial mental que produce la práctica de la Meditación Trascendental es debido a la progresiva eliminación de las tensiones nerviosas del sistema (entre ellas clasificamos todo tipo de neurosis, de trauma, de conflicto profundo, etc.); simultáneamente abre el camino al libre flujo de la inteligencia creativa que se sitúa en cada ser humano en lo más profundo de su mente, en la fuente del pensamiento. Todos somos dotados de la misma inteligencia que es el valor básico de toda vida, pero el uso que hacemos de ella varía de persona o persona. Podríamos comparar el efecto de la Meditación Trascendental en éste sentido al de la máquina quitanieves: avanza limpiando, y limpia avanzando. El pensamiento es la base de la acción (o sea de cualquier creación del hombre), a su vez el pensamiento nace en el silencio absoluto del campo puro de la inteligencia creativa que llamamos también, según el aspecto que queremos subrayar: fuente del pensamiento, campo de energía pura. Gracias al contacto diario con esta fuente inagotable de energía podemos aumentar la fatiga, pero eliminando paulatinamente la fatiga. Esto quiere decir que haciendo y logrando más, disminuye naturalmente la necesidad de dormir, sin aún desaparecer por completo cuando las tensiones nerviosas estarán totalmente eliminadas. El sistema muscular necesitará siempre un mínimo de horas de sueño, pero la calidad del sueño cambiará: el sueño del hombre auto-realizado es consciente.
El desarrollo de la personalidad es armonioso y no existe peligro ninguno de que se produzca desequilibrio o hipertrofia de una facultad o de una faceta particular. Las fuerzas cósmicas actúan constantemente en el sentido del mantenimiento o del restablecimiento del equilibrio y esta ley nos rige tanto a nosotros como a todo lo que nos rodea. Por lo tanto, una técnica tan natural como la Meditación Trascendental resulta en la integración total de la personalidad. Falta de memoria, imposibilidad de asimilar conocimientos por falta de concentración, etc., todos estos fallos son debidos a sobrecargas en el sistema nervioso. Lógicamente estos fallos se corrigen con la práctica regular de esta psicotécnica. No obstante, no se creerán súper-hombres con ella, porque la Meditación Trascendental no añade nada a la persona, sino cultiva simplemente al máximo lo que cada uno de nosotros posee ya. Así pasaremos de un nivel de subdesarrollo humano al nivel del pleno desarrollo, que es un fenómeno natural y normal.


Todos los desequilibrios neuróticos son debidos a sobrecargas en el sistema nervioso, sobrecargas o tensiones profundamente arraigadas, almacenadas en el Inconsciente. Esta categoría de tensión o fatiga no se elimina con el sueño, pero se elimina con el profundo reposo que nos proporciona la Meditación Trascendental, más profundo que el sueño profundo. Durante los 20 minutos de práctica mañana y tarde se producen ciertos cambios fisiológicos tales como reducción del ritmo cardíaco, respiratorio, metabólico, cambio en el patrón de ondas cerebrales, etc., todo indicando un profundo estado de relajamiento. Nuestro sistema nervioso funciona de tal manera que en cuanto le proporcionamos la oportunidad de retensiones. Mientras más profundo es generarse (sueño y meditación), empieza inmediatamente a eliminar fatiga y el reposo, más profunda y poderosa es la auto-regeneración del sistema. Las indagaciones de eminentes científicos realizadas sobre todo en los Estados Unidos, Inglaterra y Alemania, comprueban que la práctica provoca profundos cambios fisiológicos. Esto quiere decir que el método excluye toda necesidad de fe, de auto-sugestión, hipnosis, etc., y que es tan básico el método, que puede servir a regenerar la persona en todos sus aspectos: de lo más grosero en la fisiología hasta afectar positivamente en lo más sutil en el campo mental, o sea desde la mala asimilación de alimento, graves disfunciones fisiológicas hasta el insomnio, desequilibrios mentales y emocionales, neurosis, etc. Todos estos trastornos se desequilibrarán progresivamente. Comprendiendo bien por un lado como funciona el organismo, por otro lado como opera la Meditación Trascendental, esta perspectiva no tiene nada de milagroso. Existen daños orgánicos reversibles y otros irreversibles. Aun los mismos médicos no pueden con absoluta seguridad establecer el límite entre los dos. Es muy delicado determinar que una enfermedad es irreparable, porque el poder de la mente y de la naturaleza son infinitos. Ahora, si un daño aparece como definitivo, la Meditación Trascendental naturalmente no producirá una curación milagrosa, pero sí puede contribuir ampliamente a aliviar la condición física-mental del paciente.


Operando al nivel del sistema nervioso, la Meditación Trascendental opera a la vez sobre mente y cuerpo, los dos estando íntimamente ligados en relación de interdependencia. En casos de enfermedad, se ha comprobado que la práctica acelera el proceso de curación y disminuye rápidamente la necesidad de medicaciones estimulantes, tranquilizantes, etc.


No pretendemos afirmar que la Meditación Trascendental sea el único camino, pero  sí podemos comprobar que es el camino más fácil de todos por ser tan natural. Es una técnica mental, basada en las tendencias naturales de la mente, que no es otra sino la de moverse hacia aquello que reproduce mayor felicidad. Al experimentar niveles más y más profundos de la conciencia, la mente experimenta cada vez mayor reposo y conjuntamente mayor felicidad, y es por esto que efectúa fácilmente el trayecto vertical hacia la fuente del pensamiento. Al alcanzar el límite del pensamiento, lo trasciende y entra en el campo de la energía e inteligencia pura, lo cual significa a la vez la reducción total de la actividad mental y la experiencia de la mayor felicidad. Por ser un método natural, no debemos, ni podemos intervenir en el proceso de la Meditación Trascendental con la intención de desarrollar alguna actividad psíquica en particular. Todas las facultades psíquicas o físicas se desarrollarán según nuestra constitución, pero intervenciones personales podrían solamente perjudicar o disminuir los efectos de la práctica.
Todo el mundo puede aprender y beneficiarse de esta técnica, cualquiera que sea su edad, profesión y educación. El único prerrequisito para aprender es: tener pensamientos, y todos nacemos con esta facultad. La práctica diaria nos convierte en personas prácticas, realistas, capaces de gozar de cualquier experiencia, de encontrar soluciones a nuestros problemas y de vivir con espontaneidad, intensidad e inteligencia cada instante de este viaje del infinito al infinito que es la vida. Nos despierta en la media de 200%: tanto a la vida material como a la vida espiritual.


El interés sobre esta técnica aumenta tanto en los gobiernos como en los individuos. Todos estamos en búsqueda de plenitud, tanto la juventud como las personas maduras se orientan hacia valores auténticos que nos permitan de vivir en armonía con nosotros mismos y lo que nos rodea.
Entre individuo y medio ambiente existe la misma relación de interdependencia que entre célula y cuerpo. Nada ni nadie existe aisladamente. Es por la ley de la acción y re-acción que cambiamos nuestro medio ambiente cuando cambiamos nuestra actitud hacia él. Mayor positividad del individuo a bien produce mayor positividad en la reacción del medio ambiente a su ser, a sus palabras y acciones, o bien, en el peor caso, neutraliza la negatividad que emane del medio ambiente. Mientras más personas aprendan esta técnica para actuar desde un nivel más profundo de su conciencia, y utilicen más inteligencia creativa, mejor será nuestro medio ambiente y por lo tanto el mundo. La Meditación Trascendental no es algo íntimo y personal como lo que se designa como meditación en el Occidente. No consiste en pensar sobre algún tema y en cambiar nuestra forma de pensar. Es una técnica con implicaciones eminentemente sociales, porque produce cambios fisiológicos en el sentido de liberar al individuo de sus tensiones, lo cual desemboca en una disminución de las tensiones a nivel de la comunidad. Así trae consigo también una resolución a los grandes problemas de la humanidad, que son las guerras. Por cierto, no es una solución instantánea, pero progresiva y profunda, a la cual podemos contribuir, cada uno de nosotros, en nuestra medida individual.


 

GISELLA MAYA BACHMANN

 

 

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