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HEMEROTECA- Tomo II
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SEPTIEMBRE 1974 – Año III – Núm. 22

 

COLOQUIO-ENCUESTA KARMA-7

LA MEDITACIÓN ¿QUE ES?

 
 

En estos artículos veremos juntos la meditación desde diferentes ángulos. Comencemos por las nociones básicas. Para algunos autores, la meditación es únicamente una técnica que practicada con los requisitos necesarios proporciona al que la practica determinados resultados (una vierta paz mental, salud física, extraordinarias capacidades parapsicológicas, sex-appeal, etc.).
Otros afirman que tras la técnica en sí (sobre todo si se trata de un aspirante espiritual), la meditación supone un compromiso de orden espiritual y moral. Para estas personas, meditar no es un método más de obtener objetivos (burdos o sutiles) para el ego, sino un acto de entrega y devoción hacia su Ideal Elegido. La característica de esta devoción al Ideal Elegido es la fidelidad y sinceridad que le son tributados.
Ciertos autores tienden a excluir el importante elemento que es la aspiración, el amor y la firme determinación de llevar el ideal divino que se ha elegido a todos los planos de la existencia; lo tratan de reemplazar con la sugestión, y si bien ésta es útil a los principiantes para calmar sus mentes turbulentas, aun cuando lo sugerido sea auténtico, difícilmente tendrá la intensidad de la aspiración y el amor al ideal elegido. Se dice que la meditación bháktica es la más fácil, por ser un flujo natural de amor. En realidad, cuando hay real aspiración y devoción la meditación es natural y fácil. Ni la ejercitación ni la más refinada técnica pueden reemplazar a la sincera aspiración, pues en ese caso la meditación no es un proceso dinámico, integrado e integrador y se convierte en algo inconexo con la vida. El objeto de meditación no se convierte en el eje sobre el cual el sádhaka (el que hace prácticas yóguicas, aspirante) centra toda su vida y entonces el logro es frágil, ya que está constantemente amenazado por el mundo exterior y por las anárquicas tendencias del inconsciente, que no han podido ser asimiladas por razones que explicaré más adelante.


Pese a todo esto, considero que ambos puntos de vista son correctos, pues si se medita, por ejemplo, únicamente para mejorar la salud física, centrar la vida en esto como ideal produciría un egoísmo feroz.
La actitud con que se deben encarar las prácticas yóguicas depende de las prácticas que se hagan y de la razón por las que se las hace. No hago ningún reproche a quienes meditan para dormir mejor o para ser más eficientes, pero es una pena, porque apenas aprovechan una mínima parte de estas prácticas. Comen la cáscara y tiran el huevo. En cambio, quienes lo hacen por devoción y aspiración a un ideal y se entregan completamente a él, son los que realmente aprovechan esta herencia de los sabios de otrora, que quién más quién menos, todos podemos aprovechar. Las vidas de estas gentes cobran entonces una razón de ser (que aunque no se crea, es de primerísima importancia, como bien lo aclaró Jung), un sentido diferente al anárquico conglomerado de deseos del ego, que imparcialmente observado, se ve que está indisolublemente unido al dolor, o mejor dicho, hecho de la materia misma del dolor: la ignorancia.


Daré el denominador común de la mayoría de las meditaciones:
1) La meditación requiere unidireccionalidad mental (ekágratá). Se ha comparado el estado mental del meditador (muy acertadamente), al fino y continuo chorro que va de un recipiente a otro cuando se trasvasa aceite. No hay casi viksepa (distracción, confusión) y la mente es diáfana y serena. Además de otros muchos beneficios se obtiene un excelente reposo, pero de más está decirlo, que esto sucede una vez que se ha avanzado un poco en el sendero.
2) Una de las evidencias que se ha meditado y no dormido es que el meditador se siente tranquilo, firme, diáfano y liviano. Los pránas (energías vitales) están equilibrados y hay experiencia de una luminosa y tranquila alegría. Hay otras evidencias pero ésta es de las más sencillas y las otras se reconocen observando e intuyendo. ‘‘El pez sabe la temperatura del agua que bebe’’, dice el proverbio chino.
3) La columna vertebral debe permanecer derecha pero no rígida. La cabeza también derecha a no ser que lo contrario sea expresamente aconsejado. Los circuitos pránicos cerrados. El cuerpo el equilibrio y relajado. Como las posturas de meditación están en los libros de Hatha-yoga, recomiendo leer ‘‘Hatha-yoga’’ por A. Blay y ‘‘Yoga 100%’’, por Iyengar. Las posturas de las meditaciones en movimiento no las describiré por razones de espacio.
4) La respiración es lenta. Se puede calcular el grado de concentración de una persona por la calidad de su respiración.
5) Es muy aconsejable efectuar ciertos ejercicios antes y después de meditar.
Cierto swámi recomendaba a sus discípulos no comenzar a meditar inmediatamente después de sentarse, sino relajarse y estar un ratito en ese estado; a continuación podían comenzar con la meditación propiamente dicha. Después de la meditación, también es importante estar un rato relajado, pero atento a los efectos de la técnica aplicada. Se debe permanecer así, respirando hondo una vez que se siente que ya se está en el estado de conciencia vigílica. Este estado debe volver suavemente y el estudiante NO debe omitir estos ejercicios.


La importancia de estas técnicas está en su propiedad de introvertir la conciencia y de extrovertirla, permitiendo así que el meditador cambie en forma gradual sus percepciones.
La importancia enorme de esto se verá al tratar la psicología y fisiología de la meditación.
6) La actitud mental:
A. Durante la meditación es muy importante evitar que la mente esté tensa, pues de producirse este estado mental, no solamente se malogrará la meditación sino que posiblemente hayan otras consecuencias: dolores de cabeza, nerviosismo, mareos, fatiga, etc.
Aunque no debe haber tensión, tampoco se debe permitir que la mente se relaje en exceso, pues en este caso lo más posible es que el estudiante se duerma beatíficamente o se pierda en el laberinto de su fantasía. La actitud mental adecuada es la del equilibrio; ser indiferente a los pensamientos divergentes pero estar muy atento y ser capaz de cortar la distracción en forma inmediata. Todo esto exige delicadeza, ya que la menor distracción puede echar mucho a perder.
B. Actitud hacia la meditación –condiciona la anterior–. No ha de haber expectación por los resultados pero todo debe hacerse con el máximo cuidado. ¿Cómo es posible conocer la Divinidad Universal estando pendientes todo el tiempo de nuestros logros personales? El estudiante debe ser cuidadoso en sus prácticas y debe hacerlas con todo amor, pero debe tener siempre en cuenta que la realización no es algo que se pueda comprar.
La mente del estudiante debe estar imbuida con la noción de Lila (lo Divino que juega consigo mismo) y por lo tanto hacer lo que se debe hacer con rectitud, eficiencia y discernimiento, siendo plenamente consciente de que su vida e intereses, aun los más sublimes, son burbujas en el infinito. No es el acto sino a la acción y a la energía de esta acción que el aspirante debe prestar atención, porque la acción es Shakti (Poder Divino) y Shakti es Verdad.
(Con todas las bendiciones.)
Om sarva manga lam


 

MARCOS TORRES

 

 

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